Los pu**s FFDP están de vuelta, dos años después de su álbum anterior, como toca, y una vez más, entregan a sus seguidores lo que ellos esperan de ellos, y a sus detractores, pues lo mismo… La banda de Las Vegas ha acumulado más de ocho mil millones de transmisiones en las plataformas musicales y más de tres mil millones de reproducciones de vídeo hasta la fecha, además de haber vendido más de un millón de entradas para sus directos solo entre 2018 y 2020, directos en los cuales han llegado a contar incluso con Megadeth como banda telonera. Pero no sería justo reducir todo el éxito de Five Finger Death Punch a una mera charla sobre marketing, que la verdad, se les da de miedo, porque el caso es que han llegado a lo más alto partiendo de cero y logrando forjar con el tiempo un sonido plenamente reconocible que, guste o no, se ha convertido en una referencia dentro del metal contemporáneo. «AfterLife» es su noveno disco de estudio y en él nos vuelven a regalar poderosos riffs masivos metaleros cargados de groove, una sección rítmica arrolladora y un timbre vocal brillante que se divide entre los guturales, las voces graves salidas de ultratumba y los estribillos tremendamente melódicos que consolidan una fórmula perfectamente diseñada para reventar estadios, y funciona. Algo tendrá el agua cuando la bendicen…
Ahondar en las virtudes y en las carencias del álbum puede resultar redundante porque, al fin y al cabo, son básicamente las mismas que en todos los anteriores, pero cabe resaltar que el nivel lírico ha cobrado un sentido más espiritual del que nos tienen acostumbrados, ya sabéis, cosas de la pandemia… También es destacable que estamos ante el primer álbum sin el guitarrista Jason Hook, y por lo tanto, ante el primero en el que cuentan con el talentoso guitarrista británico, el YouTuber Andy James. Su mano se deja sentir en los brillantes solos de guitarra de «Roll Dem Bones» y «Blood And Tar», dos temas molones, realmente pesados, que se encuentran entre los mejores del lote. Previamente nos dan la bienvenida a este circo en que se ha convertido el mundo con el tema de apertura «Welcome To The Circus» y la musiquita diabólica que sale de una caja de música para dar paso a un riff pesadísimo marca de la casa. Si nos dejamos guiar por una línea musical en lugar del orden que siguen las canciones en el set list, seguiremos con los cortes realmente pesados. Aquí tenemos un «Pick Up Behind You» que destaca por sonar contundente, melódico y emotivo, ¿para qué queremos más?. Tampoco le va a la zaga un «Gold Gutter» situado en el tramo final, que pasa por ser (sin duda, al menos para mí) uno de los mejores, con un poderoso riff inicial de corte industrial y con la testosterona a tope, como un jab directo a la mandíbula. Y entre medias, uno de los adelantos, un «IOU» poderoso y pegadizo cuyo videoclip oficial es el primer adelanto del proyecto Metaverso en el que la banda ha estado trabajando, el mundo virtual interactivo que será una experiencia para los miembros del club de fans que ni entiendo de qué va, ni me interesa, pero que demuestra que FFDP siempre van un paso por delante. Y como baladas, técnicamente hablando, no hay, el grupo de temas restantes que quedan por reseñar es el de los medios tiempos, y ahí hay de todo. Tenemos un «AfterLife» que arranca con suavidad inicial y que luego gana en contundencia gracias al trabajo de Chris Kael y Charlie Engen en el bajo y la batería respectivamente. El estribillo, épico, marca registrada. «Thanks For Asking» tiene unas bonitas guitarras mezcladas con bases electrónicas; comercial pero resultona, mientras que con «All I Know» juegan al despiste. Esa melodía silbada al inicio y al final, que entre medias es tarareada por Ivan Moody, no me convence, por decirlo suavemente, pero hay que reconocerlo, saben hacer estribillos como nadie, y eso lo compensa haciendo que el tema al final tenga un bien alto, rozando el notable. Uno de los mejores temas del álbum es «The End», el elegido para echar el cierre. Un medio tiempo con mucho groove, sobre todo en el puente y el estribillo, y en el cual el binomio creativo formado por Moody y Zoltan Bathory luce vigoroso. «Times Like These» tiene un cierto rollo trap, demasiado electrónico, que tira para atrás, pero luego llega el estribillo y disipan las dudas. Si es que se las saben todas… Aunque hagan temas como este que no te enamoran, saben darle el gancho suficiente para que lo vuelvas a escuchar y no le des a «pasar canción». Eso sí, eso no me ocurre con «Judgment Day», una pequeña ida de olla con gran protagonismo para unos coros facilones pensados para el directo pero poca chicha, más trap o electro-rock que otra cosa. Siempre tienen que colar alguna de estas…
En pocas palabras, podemos decir que «AfterLife» es Five Finger Death Punch en estado puro. No creo que recuperen nunca la inspiración de «American Capitalist» pero la fórmula está clara y sigue funcionando. Además, te gusten más o menos, lo que es evidente es que están logrando que nuevas generaciones de chavales se acerquen al metal, cumpliendo una función que en su día hicieron Linkin Park o Nickelback, y eso, en una época como la actual, es un activo que deberíamos apreciar y proteger.
Lo mejor: Siguen a lo suyo. Los puretas del metal pueden seguir despotricando que Five Finger Death Punch llegaron para quedarse y para guiar a legiones de amantes del metal moderno.
Lo peor: Se les ha ido un poco la mano con la experimentación con el pop y el trap, pero bueno, a estas alturas se pueden permitir ciertas licencias.
1. Welcome To The Circus
2. AfterLife
3. Times Like These
4. Roll Dem Bones
5. Pick Up Behind You
6. Judgment Day
7. IOU
8. Thanks For Asking
9. Blood And Tar
10. All I Know
11. Gold Gutter
12. The End
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