De muy pocos grupos se puede decir que después de dos décadas de carrera no tengan un disco malo. Seether es uno de ellos. Los sudafricanos afincados en Estados Unidos parecen tocados por una varita mágica y en su octava referencia – o séptima, según tengamos en cuenta los «Disclaimers» – se sacan de la manga un disco contundente, crudo, con la carga melódica justa, y muy emocional. La capacidad que tienen de sonar a la vez clásicos y frescos es admirable, y en «Si Vis Pacem, Para Bellum» la llevan a un nuevo nivel.
«Si quieres la paz, prepárate para la guerra», y desde luego, se han preparado para ganarla. Al igual que en su anterior disco, el propio Shaun Morgan se encarga de la producción, y eso muestra a las claras que no quieren que nadie interfiera en el sonido de la banda con la intención de pulirlo y edulcorarlo en exceso, como sí ocurrió en trabajos precedentes. La mezcla ha corrido a cargo de Matt Hyde, quien ha trabajado con bandas como Deftones o AFI y que también ha hecho un trabajo destacable a la hora de lograr un sonido tan sobresaliente, aunque hay que citar como aspecto negativo algunos vaivenes de volumen que de forma puntual aparecen en algunas canciones. Al igual que el resto de discos de su catálogo, «Si Vis Pacem, Para Bellum» está formado por temas contundentes y exquisitamente elaborados, donde los cambios de ritmo constantes y las múltiples texturas implementadas te mantienen en constante alerta. Una auténtica montaña rusa emocional que combina con maestría el grunge con sonidos alternativos más actuales, una experiencia que a lo largo de trece canciones y más de cincuenta minutos de duración en ningún momento llega a hacerse pesada.
El álbum arranca fuerte con «Dead And Done» y este lo hace con un riff que nos suena muy familiar, quizá demasiado, pero eso nunca puede ser malo si hablamos de Seether. Una forma muy parecida de empezar el álbum a la empleada en «Poison The Parish» con «Stoke The Fire». Un paralelismo que continúa con la siguiente, «Bruised And Bloodied», que al igual que hacían con «Betray And Degrade» en su anterior referencia discográfica, da el contrapunto a la anterior con una melodía más accesible y reposada, eso sí, sin dejar de lado la energía inherente a todos los riffs y estribillos de la banda. «Wasteland» cambia de tercio con acierto; estamos ante una canción oscura, emotiva y de tempo más lento que las anteriores, quintaesencia del post-grunge de principios de este siglo que bandas como Staind o ellos mismos ayudaron a popularizar. Llegamos a «Dangerous», el primer single del álbum, un corte sustentado sobre una penetrante y brillante línea de bajo en notas agudas omnipresente a lo largo de sus casi cuatro minutos de duración que muestra su vertiente más comercial (en el mejor de los sentidos lo digo) y la madurez de un grupo que sabe cómo contentar a sus fans de toda la vida y, al mismo tiempo, atraer a nuevos seguidores. El álbum sigue su camino con «Liar» y un servidor sigue escuchando boquiabierto al comprobar que la capacidad creativa de Seether sigue intacta después de tantos años. Oscuridad, belleza y sentimiento se dan la mano en este medio tiempo que da paso a «Can’t Go Wrong». Este nuevo tema se estructura alrededor de un riff martilleante y penetrante, al estilo de Alice in Chains, alternado con limpios arpegios y armónicos de guitarra que emulsionados llevan el peso de un corte hecho a la medida del lucimiento de Morgan como vocalista, tanto en su vertiente dulce como en la agresiva. Ya en el ecuador nos topamos con uno de los temas más diferentes, «Buried In The Sand», que cargado de emotividad (esto no es ninguna novedad) y con mucho groove, destaca porque no tiene ningún riff de guitarra que marque la línea a seguir. Aquí tienen mucho peso la sección rítmica y los punteos de guitarra que revolotean sobre el que es uno de los cortes más bellos del álbum. «Let It Go» arranca con un riff poderoso muteado que luego se atempera para formar otro tema oscuro y melódico marca de la casa, y por los mismos derroteros se mueve un «Failure» con el que conforma un binomio más que efectivo, pese a que no alcance las cotas de brillantez de otros. La excelencia, en cuanto a temas potentes se refiere, la alcanzan con el irresistible «Beg», un auténtico pepino tan poderoso como pegadizo con ese estribillo sencillo y directo a la yugular “Beg! Motherfucker!” que nos insta irremediablemente al headbanging. Encaramos la recta final con «Drift Away», otro precioso medio tiempo perfectamente identificable en el sonido de la banda. «Pride Before The Fall» nos muestra un notable trabajo de producción desde el momento en que se inicia con esas guitarras respondiéndose en estéreo; por esa característica me recuerda mucho a «Sold Me», incluida en la banda sonora de «El Castigador» (2004), donde el tema principal fue el maravilloso «Broken» junto a Amy Lee que puso a la banda en boca de todo el mundo. Es un tema serpenteante al que tan solo le falta un buen rapeo para ser auténtico nu metal. Y el broche final a un trabajo en el que apenas han levantado el pie del acelerador llega con «Written In Stone», la típica balada con la que suelen cerrar sus discos, no por recurrente menos genial.
Lo han vuelto a hacer, en «Si Vis Pacem, Para Bellum» Seether continúa creando himnos diseñados para perturbar la comodidad y para confortar a los perturbados. Himnos que cuando son buenos, son muy buenos. Otros puede ser que pequen de previsibilidad, pero en ningún caso desmerecen el conjunto de un álbum que rezuma honestidad y una gran musicalidad, características de lo más arraigadas en el sonido del (otra vez) cuarteto. Puede que estemos atravesando un año para olvidar pero con discos como este todo se hace más llevadero. Para un servidor, este es el mejor disco de 2020, al menos hasta la fecha, pero dudo que en lo que queda de año algún otro pueda desbancarlo… ¡Larga vida a Seether!
Lo mejor: Una nueva obra maestra en la discografía de Seether, y ya no se pueden contar con los dedos de una mano… Genialidad en estado puro que hacen de «Si Vis Pacem, Para Bellum» el disco del año.
Lo peor: Por ponerle algún «pero» citaría algunos vaivenes de volumen puntuales en un par de temas.
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