
La penúltima cita de la gira «En Estado Puro», que ha llevado a Carlos Escobedo a presentar su música en formato acústico por toda España, tenía lugar el pasado sábado 20 de diciembre en Madrid. El Teatro Eslava se engalanaba como si para un MTV Unplugged se tratara, porque ese aura y esa estética era la que impregnaba la imponente sala madrileña aquella noche. Carlos jugaba en casa y por ello disfrutó, más si cabe, el momento. Gustó y se gustó. Tras una breve introducción por parte del humorista Sayago Ayuso, amigo del artista y locutor en Rock FM, apareció el protagonista sobre las tablas a las 20:30, con exquisita puntualidad y arropado por los suyos.

El repertorio, tan extenso como excelso, arrancó con varios temas de Sôber que hicieron las delicias de sus seguidores. Me sorprendió gratamente el protagonismo que dio a un disco a mi juicio infravalorado como es «Vulcano», de hecho, la que da título a aquel álbum de hace ya una década fue la primera en sonar, seguida de «Blancanieve», «Tic Tac», «La Escalera» y «Estrella Polar». La primera parada en el icónico «Paradÿsso» llegó con «Eternidad», con las pulsaciones y el nivel de emoción in crescendo para llegar a una «Mañana» dedicada a su esposa.

Cabe reseñar que al formato trío con el que ha llevado a cabo esta gira acompañado por Raúl Peronas a los teclados y Charly López, alternando violín y viola, se le sumaron en esta noche tan especial dos músicos más para engrandecer el sonido, que fue acústico pero no minimalista. Estos son el batería y percusionista Sergio Bernal y el versátil David Lozano a la guitarra acústica. El ambiente, íntimo y épico al mismo tiempo, alcanzó uno de los momentos álgidos en la reinterpretación del clásico de Antonio Vega «Lucha de Gigantes» con un Carlos Escobedo que acabó exhausto y visiblemente emocionado. Con y sin sombrero, el artista madrileño demostró porqué es un todoterreno capaz de cautivar, tanto con sus composiciones como con su cercanía, a un público de amplio espectro.

«Papel Mojado», «Arrepentido» y «Eclipse» nos llevaron al ecuador de una actuación soberbia donde tan importante son las notas interpretadas como lo silencios, que por norma general fueron respetados por el respetable, valga la redundacia. Volviendo a «Solitud» nos deleitamos con la interpretación de «La Luna Me Sabe A Poco» de Marea y de «Sábanas Vacías», el que pasa por ser su primer single en solitario. Uno de los últimos clásicos de la primera etapa de Sôber es «El Hombre de Hielo», y le dieron la vuelta de tuerca que precisaba para sonar en una noche como esta, dándole un toque casi humorístico con un final aflamencado en la voz de Carlos que arrancó aplausos y alguna que otra carcajada. Aquí salió del escenario para tomar un respiro y dejó el protagonismo a Raúl Peronas que interpretó, tan solo acompañado de su teclado, un precioso tema de su propio proyecto musical Flores del Infierno titulado «Un Final Mejor». Finalizando este, apareció sobre las tablas Charly López para hacer lo propio con «Gritarle Al Mar» de su banda Bon Vivant. Un bonito gesto por parte de Carlos Escobedo dando visibilidad a estos grandes artistas que si bien aquí cumplen con la función de arropar las canciones de otro, ellos también tienen las suyas propias y luchan por darlas a conocer en un panorama tan saturado como el actual.

«Diez Años» supuso la vuelta al repertorio de Sôber, pero aún no había caído nada de Savia… Era el momento, y aunque no fuera «Insensible» (ahí erró), no le vamos a poner peros a la interpretación de «Nostalgia», ni mucho menos a la de «Agua Para Tu Sed», en la que como estaba anunciado y tampoco podía ser de otra manera, se hizo acompañar de Ruth Lorenzo para aportar ese toque de emotividad y dramatismo. En esta recta final, Carlos Escobedo continuó abriéndose en canal con un «Inmerso» que apunta a nuevo clásico y con un «Loco» que siempre será su gran clásico. Un corte sorprendente en su adaptación, la cual se antojaba complicada a priori, pero que les quedó espectacular con esos toques arábigos (o morunos, como le gusta decir a él) del tramo final.

Alcanzando, ni más ni menos, que las dos horas de show, tocaba el momento de despedirse, y anunciándonos que debido a una gripe, Yosi no iba a poder estar acompañándolo para interpretar «Dolores Se Llamaba Lola», quien apareció sobre las tablas del emblemático teatro madrileño fue Rulo para cantar a dúo «Náufrago» y así despedir por todo lo alto un bonito concierto que hizo las veces de regalo navideño adelantado para todos sus seguidores.

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