La noche del pasado domingo 17 tenía todos los ingredientes para ser épica: todo vendido desde hace meses, una larga cola de fans en la calle ansiosos por ver a una banda única que hace siglos que no visita nuestro país (si exceptuamos su paso testimonial por el Download 18), frío y lluvia a raudales. Pero eso era fuera, antes de abrirse las puertas de la sala Cool madrileña; dentro el ambiente era de lo más cálido y muchos estábamos a punto de cumplir un sueño…
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