Mañana se cumplen 20 años de la publicación de «Californication», un álbum por el que tengo una especial debilidad y del que me resultará muy fácil hablar. Como siempre, daré algún dato técnico del álbum o biográfico de la banda pero permitidme que enfoque este artículo desde una perspectiva más personal. En estos tiempos de inmediatez y banalización de absolutamente todo emociona echar la vista atrás y recordar aquellos tiempos en que devorabas un disco de forma insaciable y a la vez te dejabas engullir por él hasta las entrañas. «Californication» fue el primer disco de rock que me compré. Sin ninguna influencia musical de padres, hermanos mayores o amigos con buen gusto (al menos en ese momento) en la adolescencia fui desarrollando mi pasión por el rock – en su sentido más amplio – y éste fue el primer álbum que cayó en mis manos después de estar ahorrando durante semanas para ir a la tienda de discos a hacerme con él ¿Alguien recuerda esa experiencia? ¿esa emoción de quitarle el plástico y reproducir el CD en la minicadena mientras devoras las letras de las canciones impresas en el libreto? Sí, eran otros tiempos… Ahora todo lo tenemos a tan solo un click de distancia, y los discos duros llenos de discos que pese a que en muchos casos sean geniales apenas escucharemos más de 3 o 4 veces. «Californication» siempre es el ejemplo que pongo de ese disco que tiene un lugar especial en mi corazón, aquel que pese a que pase años sin escuchar cuando suena en algún bar alguno de los hits que lo componen canto la letra sin equivocarme y sin darme ni siquiera cuenta, porque la interioricé hace dos décadas a base de escucharlo con deleitación, de escucharlo como ya nunca lo haremos con los discos presentes y futuros. Es así. Pero tampoco vamos a dejar que el romanticismo empañe la visión que, con la perspectiva que da el paso del tiempo, tengo de un disco que indudablemente marcó una época.
La banda liderada por Anthony Kiedis y Flea (miembros fundadores y los únicos que siempre han formado parte del grupo) ha sufrido numerosos cambios de lineup a lo largo de sus 35 años de trayectoria, muchos de ellos debidos a las trágicas consecuencias derivadas de las adicciones al alcohol y las drogas de algunos de sus miembros. Tras el fracaso a nivel comercial y de crítica que supuso el lanzamiento de «One Hot Minute» y las diferencias de todo tipo que surgieron con el entonces guitarrista Dave Navarro, Flea llegó a platearse la separación de la banda como la única salida posible a una situación que se estaba volviendo insostenible dentro del cuarteto. En un último intento por mantener el grupo a flote, despidieron a Navarro y pidieron a John Frusciante que volviese. Frusciante había salido de la banda en 1992 debido a su adicción a la heroína, pero toda vez que había completado un programa de rehabilitación de varios meses y estaba limpio, se plantearon esta opción y él aceptó la invitación. Con la alineación más estable y brillante de la banda, completada por el batería Chad Smith, los Red Hot Chili Peppers estaban dispuestos a volver a la palestra. Y cuando pocos lo esperaban, regresaron con esta obra que rompió moldes y los volvió a situar como una de las principales referencias del rock alternativo a nivel mundial.
Entre diciembre de 1998 y marzo de 1999, los Red Hot Chili Peppers se encerraron junto al afamado productor Rick Rubin en los Cello Studios de Los Angeles para grabar este álbum que salió a la venta de la mano de Warner Bros Records el 8 de junio de 1999. Semanas antes ya habían adelantado «Scar Tissue», el primer single, y quedaba claro que este nuevo álbum iba a romper en gran medida con su discografía anterior. Fue un éxito inmediato y puso a las claras que su apuesta por el rock alternativo, melódico e introspectivo iba a resultar ganadora. Tampoco se puede decir que abandonaran por completo el funk-rock de sus orígenes, y prueba de ello es el espectacular «Around The World», su segundo single y tema de apertura del álbum. Otros cortes como «Get On Top» o «I Like Dirt» también están en esa línea, sin embargo son canciones como la que da título al álbum o la extraordinaria «Otherside», himnos generacionales para los que ahora estamos en la treintena, las que hacen de «Californication» un disco tan especial, un compendio de virtudes donde todos los miembros del grupo estaban en su momento álgido de inspiración. No habían hecho nada así antes, y tampoco lo volvieron a hacer después pese a que hayan intentado repetir la fórmula del éxito. Siempre habrá quien prefiera su etapa más funky y punkarra, con el «Blood Sugar Sex Magic» como buque insignia (álbum que, desde luego, tampoco es nada desdeñable) pero el impacto que «Californication» tuvo tanto en el underground como en el mainstream no tiene parangón en la carrera de los californianos. Bien es cierto que la segunda parte del disco flojea un poco en comparación con las primeras siete canciones que son una auténtica obra de arte, pero en su conjunto estamos ante un álbum sobresaliente que ha superado con nota el inexorable paso del tiempo; uno de los mejores discos de los 90′ que ahora vais a permitirme disfrutar como lo hacía antaño… ¿Alguien más se apunta?
Red Hot Chili Peppers en 1999 (Anthony Kiedis, Flea, John Frusciante & Chad Smith)
Fundador y director de Rock4Spain.
Esposo y padre de dos.
Funcionario del rock & roll.
Tras aparcar sus proyectos musicales propios y con la experiencia que le dan varios años de colaboración como redactor en cylcultural.org decide lanzarse a esta empresa.
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