Sin apenas tiempo para asimilar el gran disco que situó a Lucifer como una de las referencias del rock retro – «Lucifer II» – llega a nuestros oídos «Lucifer III», el álbum de consolidación. Han superado con creces la prueba del tan temido – para muchas bandas – tercer álbum con una colección de diez canciones rotundas que ahondan en la nostalgia del sonido de los 70′ para traer al siglo XXI una producción moderna con una precisión feroz. El combo liderado por el matrimonio mejor avenido del rock contemporáneo sigue haciendo de las suyas y sienta cátedra con este nuevo álbum publicado el pasado 20 de marzo a través de Century Media Records.
Lucifer ha sufrido varios cambios de miembros desde su fundación en Berlín en 2014, pero si hay un punto de inflexión en la carrera de la banda este se produce en 2017 con la incorporación de Nicke Andersson. Actualmente, la vocalista Johanna Sadonis es el único miembro constante del grupo, que tras contraer matrimonio con el baterista conocido por sus trabajos con Entombed, The Hellacopters, Imperial State Electric, etc, ha cambiado su nombre por el de Johanna Platow Andersson y ha consolidado el lineup de Lucifer con los guitarristas Martin Nordin y Linus Björklund, y el bajista Harald Göthblad. Desde que Nicke está en la banda Johanna se encuentra totalmente centrada en crear nuevo material para Lucifer, el cual fluye en la vida cotidiana de la pareja que entre tarea y tarea doméstica se pone a componer en su vivienda de Estocolmo, de hecho ahora, todos los miembros del grupo son suecos a excepción de la cantante alemana. Y aunque a muchos les pueda parecer que toda esta intrahistoria no viene a cuento, yo creo que esa cercanía tanto física como sentimental se ve reflejada en la calidez que desprende el disco. Una calidez que lo mismo se puede encontrar en los pasajes más luminosos y abiertos, que en los más sombríos y tenebrosos. «Ghosts» es el tema que abre el álbum y es también el primer adelanto que nos mostraron allá por enero; un corte de rock & roll directo, al estilo de los Imperial State Electric, aderezado por un puente netamente doom que precede al gran solo de Linus Björklund. «Midnight Phantom» fue el segundo aperitivo, y tiene los típicos ingredientes que tanto nos gustan de su receta: ese rollo oscuro a lo Black Sabbath, cuidadas melodías y un estribillo pegadizo y setentero. Las imágenes provocativas de la muerte a caballo y de Johanna fumando entre tumbas ilustran el videoclip de un «Leather Demon» de tempo lento, ciertamente sexy, que adquiere ese característico aura sabbathiano en su segunda parte. Un balido de cabra abre «Lucifer», un tema homónimo que dejando de lado esta anécdota, su propio título y una sucinta letra repleta de clichés, dista bastante de ser un corte satánico, sino que más bien es un ejercicio de rock & roll puro y duro, muy disfrutable por cierto. «Pacific Blues» es un tema elegante que bien podría servir de puente entre las dos anteriores, una especie de medio tiempo cargado de electricidad. «Coffin Fever» profundiza en terrenos oscuros impregnados por aromas aún más ahumados y densos con toques góticos que me recuerdan incluso a HIM, sobre todo en esa parte central donde se escucha un grito procedente del más allá que precede al solo de guitarra. Gran tema que encuentra su réplica en el ulterior «Flanked By Snakes», un temazo de riff rápido y machacón que huele a whisky y gasolina. «Stay Astray» sorprende por su riff hipnótico cercano al stoner que Johanna afirma detestar (como concepto asociado a su música, no como género en sí) y que contrasta con el sonido de las estrofas y el estribillo tan cercanos a sus queridos Blue Öyster Cult. Y este breve pero apasionante viaje llega a su fin con el bello y solemne «Cementery Eyes», el corte más extenso del álbum, que rondando los seis minutos muestra la faceta más épica y sentimental del ahora quinteto sueco. La interpretación melancólica que el tema requiere le viene como anillo al dedo a la preciosa voz de Johanna Platow Andersson, tan delicada como poderosa.
Lucifer no necesita abrir nuevos caminos, estilísticamente hablando, para crear el suyo propio. La pasión y el buen gusto del que dotan a sus composiciones les es más que suficiente para instaurar un sonido distintivo capaz de reconfortar a los oyentes nostálgicos del rock clásico y a la vez conseguir nuevos adeptos. «Lucifer III» ofrece una visión vitalista del sonido de la vieja escuela teñido de fatalidad para el siglo XXI. Que no te lo cuenten. Disfrútalo.
Lucifer (Harald Göthblad, Martin Nordin, Johanna Platow Andersson, Nicke Platow Andersson & Linus Björklund)
Lo mejor: Pese a haberse puesto el listón altísimo con «Lucifer II», aquí logran igualarlo sino superarlo. Si algo funciona ¿para qué tocarlo? Pues eso, que «Lucifer III» es una nueva obra de arte que los amantes del rock & roll atemporal sabrán valorar.
Fundador y director de Rock4Spain.
Esposo y padre de dos.
Funcionario del rock & roll.
Tras aparcar sus proyectos musicales propios y con la experiencia que le dan varios años de colaboración como redactor en cylcultural.org decide lanzarse a esta empresa.
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