El rock/metal progresivo está de moda, y la verdad es que escuchando discos como «Witness» no me extraña. Por definición, es un género abierto a la experimentación donde prácticamente todo tiene cabida, con los cambios de compás y de tempo, así como la técnica de sus intérpretes, como elementos comunes. A partir de ahí, la creatividad y la inspiración es lo que marca el límite, y de eso Vola andan sobrados. El cuarteto danés está de vuelta con un nuevo álbum de estudio que presenta su icónica mezcla de rock progresivo futurista, electrónica y metal moderno, rematado con unas líneas vocales limpias de gran belleza. Publicado, de nuevo, a través de Mascot Records, su tercer disco de estudio los pone a la vanguardia del género y confirma las expectativas que habían generado con sus dos primeros discos, «Inmazes» (2016) y «Applause Of A Distant Crowd» (2018). No se han dormido en los laureles y han continuado su trayectoria ascendente con el que, en mi humilde opinión, es su mejor trabajo hasta la fecha. Era su objetivo cuando empezaron a trabajar en él, con la situación pandémica amenazando cual espada de Damocles, y lo han alcanzado holgadamente. Para ello se pusieron en manos de Jacob Hansen (Volbeat, Amaranthe, Delain) en la mezcla y masterización, logrando así redondear el pulcro trabajo de producción llevado a cabo por el guitarrista y vocalista de la banda, Asger Mygind, verdadero cerebro del combo.
«Witness» ostenta una atmósfera cinematográfica con un sonido absolutamente contemporáneo. En él, nos hacen partícipes de un viaje en el cual los personajes de la historia son testigos de cambios importantes en sus vidas y de la disolución del vínculo que han creado con las personas cercanas. A escala social, y en palabras de su vocalista, también nos muestran la fricción entre líderes y seguidores causada por el mal uso del poder. Este es el concepto lírico que engloba nueve canciones repletas de magia en las que tampoco se andan demasiado por las ramas con largos desarrollos, y es que tan solo dos de ellas superan los cinco minutos. El álbum no puede empezar mejor y es que el tema de apertura «Straight Lines» es un auténtico hit; un corte pegadizo, perfecto compendio de melodía y contundencia. Una exhibición de sus habilidades técnicas donde las líneas sincopadas dictan la parte inicial y las estrofas hasta que aparece su faceta melódica que va ganando fuerza en un estribillo con unos acertados arreglos electrónicos que le dan cierto aire a Muse. El puente calma la intensidad, mientras un solo de sintetizador breve pero brillante de Martin Werner tras el vocoder de Mygind, guía la transición hacia el último estribillo y la pesada parte final. «Head Mounted Sideways» muestra algo más de músculo; un corte enigmático y oscuro que desarrolla detalles como la voz robótica de Asger Mygind en el inicio y unos riffs de corte djent que exhiben su vertiente más metalera, especialmente en el tramo final del tema. No obstante, la voz vuelve a su forma típica en el estribillo donde aparecen los elementos melódicos típicos de Vola, así como en las subsiguientes estrofas, demostrando que pese a que su fórmula sea conocida y reconocible, esto no significa que sea predecible, y mucho menos aburrida. «24 Lightyears» cambia ligeramente de tercio, y es que es un medio tiempo de gran belleza muy cercano al sonido actual de Leprous. Pero si hablamos de giros inesperados, la palma se la lleva «The Black Claws» y su ecléctica mezcla de electrónica, hip-hop y metal pesado derivada de su colaboración con el dúo rapero SHAHMEN. Un corte en el que se crea una atmósfera abrumadora e inescrutable que por momentos recuerda a Korn; un auténtico temazo repleto de fuerza y clase. «Freak» es mucho más suave, con bastante peso de la electrónica. Cierta influencia a Radiohead aparece en este corte en el que las guitarras se dan de lado hasta que emergen en el solo; un espléndido impasse que se adentra en un territorio melódico y etéreo que permite al oyente recuperar el aliento antes de volver al despliegue de artillería pesada e intrincada que aparece en el tramo final con «Stone Leader Falling Down» y su poderío metalero – probablemente el corte más oscuro y denso del álbum – y con «Inside Your Fur», no sin antes obsequiarnos con dos cortes menos destacados, cierto, pero sobradamente solventes como «Napalm» y «Future Bird», armoniosos, melódicos y con buena pegada.
En líneas generales, podemos decir que Vola nos regalan un magnífico álbum que presenta a una banda sólida que domina el oficio de combinar la intensidad, la pesadez y la complejidad, con pasajes melódicos, estribillos pegadizos y emociones sinceras. La banda ha superado con autoridad el desafío de crear un tercer álbum memorable, un «Witness» que consagra a la banda danesa como una referencia de la efervescente escena prog.
Lo mejor: Un álbum vibrante y dinámico lleno de magia. Una nueva obra de arte que sitúa a Vola como una de las bandas más importantes del rock/metal progresivo, y al género como la punta de lanza de la música de vanguardia.
Lo peor: Ante un trabajo de esta envergadura, el único aspecto negativo que se puede reseñar es la duda de si podrán mantener el nivel en el futuro.
1. Straight Lines
2. Head Mounted Sideways
3. 24 Lightyears
4. These Black Claws
5. Freak
6. Napalm
7. Future Bird
8. Stone Leader Falling Down
9. Inside Your Fur
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