Los amantes del prog tenían la tarde-noche del domingo 14 de octubre marcada en el calendario desde hace meses. «La invasión australiana» llegaba a Madrid con un cartel de lujo formado por I Built The Sky, Circles y los grandes protagonistas de la noche, unos Caligula’s Horse que por si fuera poco, pisaban por primera vez la capital del reino. No sé si el hecho de colocar el concierto en un domingo, que además forma parte de un fin de semana en el que muchos madrileños hacen puente, tuvo algo que ver en la escasa presencia de público, o quizá también el mal tiempo que había precedido la velada, pero me llamó la atención ya que Caligula’s Horse es uno de los nombres más relevantes del rock progresivo actual y esperaba ver la sala llena, algo que no se produjo ni de lejos.
Con puntualidad británica, a las 19:30 saltaron a escena I Built The Sky. El trío de rock instrumental de Melbourne es en realidad un proyecto del guitarrista Rohan Stevenson, el cual deslumbra con su habilidad a las seis cuerdas derrochando virtuosismo sobre las contundentes y variadas bases rítmicas creadas por el batería Rob Brens y el bajista Sam Tan, que era el encargado de dirigirse al público y caldear el ambiente. En los cuarenta minutos de su actuación pudimos corroborar su amor por el djent y el post-metal con toques progresivos en unas composiciones enrevesadas y sorprendentemente grandilocuentes para estar interpretadas tan solo con batería, bajo y guitarra. Su sonido podría definirse como una mezcla entre nuestros Ciconia y unos Kadinja con Philippe Charny Dewandre afónico. Temas como «Merry Christmas» (no esperéis un villancico aquí) o «Humilis» hicieron las delicias del escaso público que se repartía por la sala durante esta primera actuación, incluso hubo un pequeño circle pit durante la misma, en el que siete u ocho valientes se animaron tras las arengas de Stevenson. Con «Aviaticus», y el guitarrista del combo demostrando que el tapping no tiene secretos para él, finalizó una actuación potente que de haber durado más tiempo se nos hubiera hecho cargante, pero que en la dosis que fue implementada resultó un aperitivo delicioso para lo que estaba por venir.
Entre la actuación de I Built The Sky y la siguiente banda de la noche, fuimos poniéndonos en situación con la música que sonaba en la sala Nazca para amenizar la espera. Es una de mis salas favoritas de Madrid por varios aspectos, y uno de ellos es que en los conciertos se pincha música acorde a lo que allí se va a escuchar – a diferencia de otros garitos donde no tiene absolutamente nada que ver – y los asistentes pudimos disfrutar de varios temas de Leprous o Deftones con los que algunos gozaron de lo lindo.
Con algo más de público que en la actuación anterior, especialmente en las primeras filas, y en un horario que se cumplió escrupulosamente, hicieron su aparición en el escenario Circles. El cuarteto, también originario de Melbourne, no hizo concesiones y salió avasallando con «Breaker», single extraído de su último disco «The Last One» publicado este pasado verano. En él muestran sus mejores virtudes, y es que Circles es un grupo que combina agresividad con melodía con gran acierto, y si en este tema dejan ver su lado más cercano al metal alternativo de Deftones, en otros como «Dream Sequence» combinan esta influencia con el ramalazo djent de Tesseract. Gran sección rítmica la formada por David Hunter a la batería y un Drew Patton al bajo que, cuando le tocaba, también soltaba algún gutural. Sin embargo, quizá lo más destacable del grupo son las melodías de guitarra de Ted Furuhashi y, sobre todo, de Ben Rechter, que compagina su labor de guitarrista con la de vocalista excelso que maneja con soltura ese registro limpio y agudo tan típico del prog que en otros cantantes llega a chirriar, no así en el caso de Rechter. En la parte final del show cayó alguna canción de su álbum debut «Infinitas» como la agresiva «As It Is Above», pero casi todo su repertorio se centró – como es lógico, por otra parte – en su álbum recién publicado y eligieron dos canciones de éste como «Tether» y «Arrival» para cerrar una actuación intensa que disfrutó mucho el respetable, en el que ya había algunos fans que conocían sus temas. Estoy seguro que si vuelven a visitarnos más adelante habrá algunos más porque su show gozó de gran aceptación entre los presentes.
Y a eso de las 21:35 llegó el punto álgido de la noche. Caligula’s Horse con Jim Grey a la cabeza se dejaban ver por primera vez en un escenario madrileño y la sala, que en esos momentos alcanzaría un tercio de su aforo, se vino abajo. Tras la intro pregrabada que sonaba mientras los miembros del quinteto de Brisbane iban apareciendo, estos agarraron sus instrumentos para arrancar con «Dream The Dead», al igual que su último disco «In Contact», el cual venían a presentar en esta extensa gira europea, la primera como cabezas del cartel, con la cual están recorriendo más de diez países. Australia siempre ha sido una gran cantera de grupos de rock y metal progresivo, y mientras Karnivool se lo toman con calma, Caligula’s Horse les están tomando la delantera con la publicación de cuatro álbumes de gran nivel en tan solo siete años de vida como banda. Después del inicio épico, continuaron con un tema más directo como «Will’s Song (Let The Colours Run)» – dentro de lo directo que puede ser un grupo progresivo como ellos – antes de hacer su primera parada en «The Tide, The Thief & River’s End» con Dark Hair Down. Llegando al ecuador del show Jim Grey nos puso ante un dilema haciéndonos elegir entre «Turntail» y «Rust», que es la que acabaron interpretando por aclamación popular, según el propio Grey porque yo no aprecié que los fans pidieran una más que la otra… Tras esta primera parada en «In Bloom» regresaron a su disco más reciente con «Songs For No One» y «Fill My Heart». El fornido vocalista ya estaba sin camiseta y el público seguía admirando la cercanía de una banda que no se quería dejar nada en el tintero. Con un Josh Griffin impecable a las baquetas y unos sobrios Dave Couper al bajo y Adrian Goleby – que parece Jerry Cantrel hace veinte años – a la guitarra rítmica, el protagonismo se alterna entre las habilidades del guitarra solista Sam Vallen y las del vocalista Jim Grey que están a un nivel altísimo. Tras la épica de “Graves” y su cuarto de hora de pasajes instrumentales mágicos, solos coreables y líneas vocales sublimes los de Brisbane se retiraron. Se avecinaban los bises… Grey volvió en solitario para interpretar el recitado a capella “Inertia And The Weapon Of The Wall” en cuya parte final ya se han incorporado todos sus compañeros a sus respectivos puestos para arrancarse a renglón seguido con «The Cannon’s Mouth». Tras este arrebato de djent melódico, la exquisita «Bloom» rebaja las revoluciones y da paso al broche final de la noche, una potente “Marigold” con la que Caligula’s Horse bajaron el telón y se despidieron de nosotros – sin tocar la genial «The Hands Are The Hardest», una verdadera pena – hasta una próxima ocasión que esperemos no sea muy lejana en el tiempo.
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