Carlos Escobedo publicó el pasado viernes «Solitud», su primer disco en solitario. El líder de Sôber mira hacia dentro en esta nueva referencia discografía que complementa la gira «En Estado Puro» en la que está inmerso y cuyas fechas actualizadas recomendamos que consultéis en su página web. Con él hemos charlado sobre todo esto y mucho más (muy interesante la conversación off the record acerca de los beneficios y los peligros de la IA) en la entrevista que le realizamos y que os mostramos a continuación
R4S: Después de tres décadas liderando Sôber, ¿por qué ahora decides empezar tu carrera en solitario?
C.E.: Bueno, pues realmente, como bien dices, ha sido un poco acabar estas tres décadas de rock y tener un momento de reflexión. Sí es cierto que de la pandemia para acá yo iba componiendo de una manera diferente, como mucho más intimista, haciendo las cosas de otra manera, trabajando de alguna forma un poco más en solitud. De ahí viene un poco el título del disco. Y poco a poco fueron saliendo canciones hasta que un día dices: “pues es que hay bastantes como para hacer un disco”. Tampoco es el inicio de una carrera en solitario como tal, porque yo ahora mismo estoy preparando temas para el nuevo disco de Sôber, pero sí que me merecía, me apetecía tener un disco donde fuese yo en estado puro, no sé cómo decirlo, canciones que definen un poco toda esa evolución de esos treinta años de carrera por donde hemos pasado, incluso haciendo balance y haciendo algunas covers de algunos compañeros por admiración, por hacer un homenaje a esas canciones que han significado a lo largo de toda tu vida mucho y hacerlas a tu estilo. Y todo ello al final conforma un poco lo que es este “Solitud”, todas las experiencias y pequeñas curiosidades que uno tiene y una forma de trabajar diferente.
R4S: En ese aspecto, cuando te sientas a escribir, ¿lo hacen las mismas manos que componen para Sôber? ¿Existe una identidad, una necesidad expresiva diferente cuando piensas en escribir en tu proyecto?
C.E.: Pues sí, las manos son las mismas, pero desde donde se escribe es un sitio diferente a nivel emocional. Yo, por ejemplo, para escribir todas estas canciones prácticamente casi antes he hecho los textos, he hecho la historia, he querido contar algo y luego le he puesto música. Para ello, por ejemplo, el poema que hay de Lorca, de Thamar y Amnon, es un fiel reflejo de eso. Es decir, tener un poema de un tío como Lorca con una historia tan desgarradora y ahora ponerle música es una manera diferente. Al final estás dando prioridad a lo que se está contando y no tanto a la parte musical, que sí, que es importante, pero muchas veces, por ejemplo en el caso de Sôber, componiendo, surge antes un riff de guitarra, un ritmo, un concepto y a partir de ahí le haces la melodía y le haces la letra. Aquí ha sido priorizar un poco eso, que ya en “E-L-E-G-Í-A”, una canción como “Eclipse”, está hecha de esa manera. Al final hay una historia y luego le metimos una serie de elementos. Las manos son las mismas, pero realmente están compuestas desde otra emoción.
R4S: Y ya que has sacado el tema de “Thamar y Amnon”, ¿qué te atrajo del Romancero Gitano? ¿Es esta una nueva vía de inspiración para ti, el inspirarte en la literatura, para reconectar con tus raíces artísticas o culturales?
C.E.: Tienes bastante razón, porque yo creo que es una nueva vía. Yo creo que entre las versiones que yo he hecho, que ha sido ponerme un poco en la piel de la gente que escribió esas canciones como la de Sabina, Antonio Vega, Kutxi de Marea o Yosi de Los Suaves, esa manera de poder coger una canción, llevártela a tu terreno y que esa historia, aunque tú no la hayas vivido en primera persona, a hagas tuya y demás, pues la verdad que ha sido muy satisfactorio. Y en el caso “Thamar y Amnon”, leer el poema y entender un poco la historia que había detrás… Yo en mi cabeza ya estaba oyendo la música. Entonces dije: “hostia tío, esto hay que ponerle música, porque esto, si tiene peso así, imagínate interpretándolo, cantándolo con fuerza, con un estribillo más desgarrador…” Esta historia al final te da una vía nueva de poder hacer música.
R4S: Y en el caso de las versiones, como dices, se ve también la diversidad de influencias musicales que tienes. Las de Antonio Vega o Joaquín Sabina, a más de uno igual le pueden sorprender por la diferencia de estilo respecto a la música que desarrollas con Sôber, pero son canciones que se adaptan muy bien a este formato más íntimo. En ese aspecto contrastan más, a lo mejor, las de Los Suaves o Marea. ¿No te dio miedo transformar esos temas tan emblemáticos? ¿Darles tanto la vuelta?
C.E.: Sí me dio un poco de respeto, sobre todo. Miedo no, porque el miedo no te ayuda a nada. El miedo al final hay que vencerlo, pero sí es verdad que te da respeto, sobre todo cuando las haces desde el cariño, la admiración. Por ejemplo, la de Los Suaves yo la hice después de un fin de semana con Yosi en su casa durmiendo en la cama de cuando él era pequeño y empapándome de su historia y estando un día entero contándonos historias, películas, el porqué compuso esa canción, el porqué compuso esa otra… Al final te empapas y yo llegué el lunes a Madrid y dije yo tengo que hacer un cover de esta canción y llevármela a mi terreno porque claro, todos hemos escuchado el “Dolores” y al final ha sido una canción muy festiva, muy tal, muy cual, pero detrás tiene un trasfondo muy potente. Voy a intentar sacar esa historia y llevarla a otro formato, intentando no destrozarla del todo, ¿no? Pero bueno, sí es cierto que era arriesgado porque es una canción que está un poco en la retina de todo el mundo y que como la toques mucho… pero como está hecho desde el cariño y tal, no he tenido nunca miedo, todo lo contrario.
R4S: Y bueno, también hay dos revisiones de Savia. En «Agua Para Tu Sed» veo que cuentas con una colaboración femenina que he escuchado pero no sé de quién se trata…
C.E.: Ruth Lorenzo.
R4S: ¿Es Ruth Lorenzo? No la había reconocido.
C.E.: Es Ruth Lorenzo en otra tesitura, porque hemos tenido la suerte de colaborar con ella en directo y yo me llevo muy bien con ella y demás. A mí me apetecía que colaborase en el disco porque ha significado también bastante el hecho de poder hacer colaboraciones con otros estilos, otros géneros. Fue antes justo de la pandemia, en el disco sinfónico, la primera vez que colabora alguien con Sôber, pero que no viene del mundo del rock, del metal, de un guitarrista de solos… No sé, de repente hemos hecho colaboración, pues eso, con un Kutxi, vale, pues tiene más que ver. Con Víctor de Warcry, pues vale, pues tiene más que ver. Pero Ruth Lorenzo venía de otro estilo completamente, pero ella tiene un alma roquera increíble. Es que gran parte de los handicaps que tenemos nosotros los marcamos nosotros mismos, porque el público lo disfrutó. Yo recuerdo en ese directo que hicimos, que teníamos cinco micros de ambiente, y claro, ahora gráficamente tú ves esas pistas y cuando llega el momento de Ruth, en lo que es el público, empieza a crecer la onda, la emoción que había, el murmullo… hostia, ¿sabes? al final tres mil personas haciendo eso y fue de ostia, este ha sido el momento más álgido que había de cara al público del concierto. Y dije: “hostia, pues esto molaría también poder llevarlo a un disco y que pudiese colaborar y que pudiésemos mostrar un poco las dos caras”. Además es una canción que tiene mucho peso emocional también. Me apetecía mucho que estuviese y ella me dijo: “vamos pa’lante”.
R4S: El título es curioso, “Solitud”. Una palabra de uso poco común que alude al sentido positivo de la soledad. ¿Podría decirse que este álbum sirve un poco como terapia para ti?
C.E.: Sí, viene un poco de ahí. Solitud es la agradable sensación de estar a gusto contigo mismo en soledad y disfrutar un poco también esos momentos que a día de hoy tratamos de llenarlos con miles de cosas, miles de series, miles de tal… Parece que si no estás haciendo algo eres un perdedor, y eres justo lo contrario. Este disco un poco evoca a ese punto de reflexión, de decir: “oye, bajemos un poco el ritmo, tengamos tiempo para nosotros”. Yo cuando he tenido tiempo para mí, he podido componer este disco. A mí me ha valido para esto. Quizá, si tú tienes la suerte de poder tener estos momentos de conectarte contigo mismo, a lo mejor surge de ahí algún cambio en tu vida, porque muchas veces nos quejamos de lo mal que estamos, o el trabajo, o lo otro, la pareja, lo que sea, y al final cuando conectas un poco dices: “bueno, puedo cambiar por aquí o puedo mejorar ahí”, pero si sigues en la rueda del hámster al final…
R4S: Estamos saturados de estímulos.
C.E.: Sí. Estamos saturados de dopamina por todos los lados y de redes sociales y de cosas que hacer. Ves a todo el mundo y si no haces algo… el dichoso FOMO este de los cojones. Al final sin no haces nada te crees que no vales o no te validas. Y es todo lo contrario; esa gente para hacer ese reportaje que ha hecho en vacaciones no ha disfrutado de las vacaciones, ha estado solo creando contenido y pensando ver dónde se hace el siguiente vídeo en vez de estar una semana de vacaciones con su familia o con tal. Y entonces te das cuenta que lo real es lo otro, no eso.
R4S: Eso también podría relacionarse muchas veces con lo que ocurre en los conciertos. Hay gente con el móvil siempre haciendo el vídeo, un vídeo que normalmente no vas a volver a ver luego nunca más, en vez de estar atento. Muchos de los recuerdos de mejores conciertos que tengo son de hace veinte años, que no tenías teléfono y estabas ahí dándolo todo y no te preocupabas de tomar ninguna foto o ningún vídeo, sino de disfrutarlo.
C.E.: Es que las fotos y los vídeos no guardan la sensación que tú tienes. Y lo que estás diciendo, tú has ido a conciertos, que dices: “hostia, ese momento que yo estuve ahí, cuando tocaron la de no sé dónde, que estaba flipándolo”. Tú estás grabando y no tienes eso. Eso en YouTube debe haber, para eso se hace un directo. Por ejemplo, en todos los directos que estamos haciendo de En Estado Puro, la gente está mucho más centrada en ver el show, no está con el teléfono todo el rato, está mucho más metida en el concierto, quizá por cercanía y porque se está viviendo de otra manera.
R4S: De hecho, en la gira de “En Estado Puro” te enfrentas al público en teatros, salas más pequeñas… ¿Cómo se vive esa conexión directa e íntima con el oyente, comparada con la energía masiva de un concierto con Sôber?
C.E.: Aquí la energía se canaliza de otra manera. Hay mucha energía también, pero es verdad que haces un concierto desde otro tipo de emociones y conectas con el público a través más de lo que estás contando en las propias canciones y de una manera mucho más relajada pero a la vez muy emotiva, porque hay veces que te falta un poco hasta el aliento y acabas una canción y dices: “oye, haced un toquecito que me reponga un poco” porque es verdad que a lo mejor has soltado, ya no solamente a nivel vocal, sino también emocional… Hay que recuperarse, que es que la que viene ahora también… Por eso muchas veces me salto canciones y toco esta en otro orden. Al final hacemos un poco, dependiendo de cómo esté el público, cada concierto es un poco diferente. Y eso es una de las cosas que más me gusta de esta gira, que no tienes una presión, una escaleta donde vaya todo unido, donde lleves una claqueta, que te marque cómo entra, el In-Ear que te desconecta del público. Aquí no. Aquí tienes el público y si alguno grita, alguno dice algo, estás oyendo perfectamente y eso está muy bien.
R4S: Y esta gira en formato acústico para tu proyecto en solitario la has compaginado con la del trigésimo aniversario de Sôber, que incluye repertorio y miembros de Savia y Skizoo. Cuando finalice, ¿te tomarás un descanso o empezarás a trabajar en material nuevo de Sôber?
C.E.: Pues tú lo has dicho, empezamos ya porque yo ya lo tengo compuesto, el disco de Sôber. ¿Sabes qué pasa? Que la gente lo ve desde fuera, pero es que yo no hago otra cosa. Yo un lunes o un martes estoy componiendo, el miércoles tengo un ensayo, el fin de semana tengo un bolo… pero que no tengo tampoco mucho más que hacer, entonces al final me lío, me lío, y como es algo que te gusta… En cuanto acabe esta gira nos metemos a grabar el disco y en el 26 vamos a tener un nuevo disco de Sôber con temazos, con esa otra faceta que a mí también me encanta, porque me gustan un poco esas dos vertientes y no es quedarte con papá o con mamá, al final conviven porque forman parte de lo mismo, lo que pasa es que desde estados diferentes, que eso es lo que más me ha molado.
R4S: Y cuando miras hacia atrás, desde aquellos inicios con “Torcidos”, como Sôber Stoned en aquel momento, ¿cuál dirías que ha sido la clave para mantener la esencia del grupo y que se haya convertido en toda una referencia del rock español?
C.E.: La esencia no es otra que el entusiasmo y lo que te mueve son las ganas de hacer música. Y de compartir con el público. Entonces, al final, si eso lo sigues teniendo, hasta que el cuerpo aguante. Yo siempre digo que la creatividad, si hay un momento de creatividad hay que aprovecharlo porque puede ser que a lo mejor mañana, pasado o al otro… “¡oye!, no hay disco”, “Pues es que no hay canciones, tío”. Por intentar cubrir un disco, no lo he hecho nunca ni lo haré. Se hace un disco porque hay algo que decir, porque hay unas canciones, no al revés. Muchas veces yo recuerdo cuando estábamos con las multis, que las multis sí que eran muy de “no, no, es que hay que tener disco para no sé qué fecha”, “¿pero si no hay canciones?”, “Pues meteos a hacerlas”. Y es que no es meterte a hacerlas, las canciones surgen y las tienes que ir haciendo según van viniendo, no es una maquinaria. Para mí esa filosofía, y sobre todo después del parón que tuvimos con Sôber en 2004, ha sido un poco el modus operandi de todo esto. A partir de ahí habrá nuevos discos cuando haya canciones y habrá nuevas giras cuando tengamos ganas de presentar esos discos. Y creo que eso es lo que te mantiene con esa energía y con esas ganas de continuar en esto. Miras hacia atrás y es que yo no me veo, en la foto sí ¿no?, pero no me veo tan mayor a nivel de que es que yo hacía lo mismo con 20 años. Y lo hacía de la misma manera, te ibas al estudio con una canción, te emocionabas… pues yo ahora estoy en casa, estoy grabando, se lo paso a mi compi. Y al final estamos en el mismo lado, de diferente manera, porque la tecnología ahora nos ayuda, pero hacemos lo mismo que hacíamos en el local de ensayos en el 96. Entonces al final han pasado todos estos años y aún así seguimos haciendo lo mismo y desde el mismo sitio, que eso es lo bueno.
R4S: Y en un panorama como el actual, donde el rock y el metal están en segundo plano, ¿qué consejo le darías a una banda joven que busca desarrollar esa identidad musical inconfundible en esta era de las redes y los trends?
C.E.: Es que ahora está quizá un poco más complicado. El otro día íbamos en la furgo y nuestro técnico dijo: “¿habéis visto esta aplicación que se llama Suno?”. No sé si tú la conoces. Suno es una aplicación donde tú le metes un texto, le dices que te haga una canción en unos estilos y te ha hecho una canción. A ver, llámalo canción… Ha unido partes, ha metido la letra, ha hecho todo y dices, hostia, pues si ya está complicado el hecho de que un grupo de gente joven se meta en un local a hacer cosas y lo disfrute y tal… Si luego la tecnología va en este rollo, todavía es como un competidor más, ¿sabes? Me comentaba aquí mi compi que hay una plataforma, bueno, no lo puedo llamar ni grupo, que se llama la PoIA, de IA, La PoIA Records, y ha generado ¿cuántas?, seis canciones ¿no?. Las oyes y dices, ¿podría ser una canción de La Polla? A ver, cuando ya te pones dices “no”, porque jamás Evaristo escribiría así, pero a priori… Esto es un grupo virtual. Esto no existe, lo ha sacado una compañía, pero no existe. Entonces se complica un poco, pero yo sí que te voy a decir que nosotros a veces vamos a algunos festis, ha tocado un grupo antes, un grupo local, y los grupos de ahora tienen un nivel de la hostia y hacen cosas muy chulas. Hay grupos que suenan muy, muy bien. Lo único que no hay, que antes sí había, es gente joven que tenga ganas de consumir música. Eso es lo que sí que falta. Mi hija tiene 22 años, ¿vale? Y si su padre no se dedicara al rock ella no sabría qué es el rock, porque a ningún lado de donde va ponen rock. Ni pub, ni discoteca, ni bar, ni hilo musical, ni TikTok… En ningún sitio hay rock. Entonces, si no lo hay, ¿qué ocurre? Ella me conoce a mí, se trae un día a las amigas al concierto, “joder cómo mola el grupo de tu padre”, una escucha una canción que le flipa, toca el piano, me saca la canción de “Náufrago”… Y dices, ¡hostia tío!, lo que pasa es que no ha llegado a esas generaciones, pero el rock a la gente le gusta. Lo que pasa es que a nivel, digamos, promoción, hay alguien que ha dicho que no tiene que haber rock en las redes, ni en ningún lado. Vale, pues ya está, pues no hay. Entonces si no hay, la gente no lo descubre. El día que digan lo contrario, el rock va a estar otra vez de moda, como lo estuvo en su día, porque yo recuerdo que nosotros en el 2001, en Los 40 Principales sonaban Nickelback, Linkin Park, Sôber, Mägo de Oz… Estaba lleno de rock. Dover estaba también, que ya había sido un referente de un grupo haciendo rock más garajero en inglés y lo petó. Es que a la gente le gusta, lo que pasa es que si yo lo voy quitando, pues al final no hay nuevas generaciones, que son las que alimentan a esos grupos a seguir con ellos, ¿sabes?. Chavales de 20 años vienen a un concierto y lo dan todo, pero si los que van al concierto al final son ya gente con 40, pues tienen su tiempo limitado para poder seguir a este grupo, seguir a este otro o seguir a este otro. No hay una escena, como quizás sí había antes, pero bandas… hay bandas brutales.
R4S: Claro, lo que pasa es que en general cuando vas a un concierto de rock o tal, la mayoría del público ya es de mi edad para arriba. Ya son de cuarenta y tantos para arriba. Yo por ejemplo, al estar metido en esto, te llegan cosas de muchos grupos que te mandan, de grupos jóvenes, que son muy buenos, muy interesantes, y no tienen ninguna repercusión, porque claro, la gente joven de su edad no sigue esa música. Y la gente que es mayor tampoco, se limita a escuchar lo que ya escuchaba hace 20, 30 o 40 años.
C.E.: En nuestro caso nos ha ocurrido una cosa, que es llevar a dos grupos teloneros para darles ese punto de visibilidad y tener vendidas 900 entradas en una sala, y decir: “tío, hoy va a haber 900 personas. ¡Hostia, qué guapo!”. Y de repente están tocando y hay 50. Está todo el mundo en el bar de fuera bebiendo porque la sala les cobra 7 pavos por una cerveza y quien toma una cerveza la toma en el bar. Y como en la entrada pone que a las 9:30 toca Sôber, a mí a las 8:00 no me metas en una sala. Cuando antes era: “¡hostia, que vienen con grupos de teloneros!”. Había necesidad, había hambre de poder escuchar esas bandas. Cosa que ahora, pues no. Ahora tengo cuarenta y tantos, es viernes, voy a salir con mis amigos a tocarme una cerveza y yo quiero ir a ver al grupo que yo seguía hace veintitantos años. Y a lo mejor se han perdido un conciertazo y los chicos pues se desaniman. Voy hasta Barcelona para que me vean 50 o 100 personas cuando luego la sala va a estar llena, dices: “¿cómo esta gente no ha entrado antes y ha disfrutado?”. A lo mejor vienen, ven el bolo y dicen: “pues este grupo mola, pues me voy a meter a escuchar el disco, pues me voy a comprar en el merchan un vinilo o una camiseta” y generar un poco eso. La gente ya con una edad tiene el tiempo justo para ir a ver a la banda que le mola el ratito ya está. Yo lo veo así.
R4S: Pues esto ha sido todo Carlos, muchas gracias por atendernos. Para despedirnos, como solemos decir, puedes hacer uso de tu derecho a la última palabra para dirigirte a tus fans y a nuestros lectores.
C.E.: Bueno, pues nada, decir a la gente que hoy (por el viernes 10 de octubre) ha salido el disco y la verdad que estoy muy emocionado. Que nos vemos, sobre todo en los conciertos, porque es una manera diferente de oír tanto el disco como todas esas canciones y que nos vemos por ahí en los bolos.
Carlos Escobedo
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