La noche del viernes 21 de abril teníamos una cita con una leyenda del blues en El Intruso. El concierto que allí iba a dar Bob Stroger servía de presentación de la próxima edición del South Side (Festival Internacional de Blues de Leganés) que tendrá lugar en la localidad madrileña en junio, y no nos lo podíamos perder…
«Hola, me llamo Bob Stroger y soy el Blues»; así se presentó este bajista, cantante y leyenda viva del blues de Chicago. A esa ciudad norteamericana llegaban todos los bluesmen procedentes del sur en los años 50 y donde produjo la evolución del blues rural al blues eléctrico. Vivió en la parte trasera de un club de Chicago donde tocaban Howlin’ Wolf y Muddy Waters. Viendo como tocaban y lo bien que se lo pasaban, él también decidió dedicarse a la música. Se convirtió en uno de los bajistas más importantes del circuito del blues, tocando con gente como Otis Rush, Sunnyland Slim, Jimmy Rogers o Eddie Taylor, y aunque él a lo largo de su vida solo ha querido pasárselo bien en su papel de bajista tocando para otros, a los setenta y tantos años y como de casualidad, se vio liderando su propia banda. A la vejez viruela…
En esta calurosa noche abril, Bob Stroger llegó a Madrid para ofrecer su blues del delta, clásico y añejo, a todos los asistentes y de todas las edades que nos reunimos en El Intruso. Abrió la velada con «Cleyo is back» y perfectamente secundado por la guitarra de Luca Giordano y la harmónica virtuosa de Quique Gómez interpretó clásicos del blues como «Let the good times roll» o el más coreado, «Sweet home Chicago». Tuvo una gran complicidad con el público bajándose de las tablas para pasearse por la sala tocando a volumen bajito y pidiendo besos a sus seguidoras. Este bluesman de 87 años aún tiene mucha marcha. Tras casi una veintena de temas interpretados cerró su actuación con «Dony lie to me» y «I am going to move» con la que se despidió, dejando entre todos nosotros la sensación de haber vivido una noche entrañable del mejor blues.
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