Corazones Eléctricos (29 de noviembre, Moby Dick, Madrid)

Si al bueno de Pau Monteagudo, apostar por el rock n’ roll ya le parecía la peor opción allá por el 2008, imaginaos en 2024… Afortunadamente, su capacidad de resistencia y su amor por la música le permiten seguir adelante con su carrera musical y a nosotros poder disfrutar de noches épicas como la del pasado sábado. Unos cuantos shows de Uzzhuaïa contemplan al que escribe, pero ninguno hasta ahora de Corazones Eléctricos, por lo que ya era hora de saldar esa cuenta pendiente. Lo que uno no podía imaginar es que esa primera vez fuera a ser tan especial…

Los valencianos cancelaron las fechas de Zamora, Valladolid, Logroño y Bilbao de las pasadas semanas como consecuencia de la crisis provocada por la Gota Fría en su tierra. Pero había algo más detrás… Tras la cancelación de los dos últimos, Quique Cuquerella y Pete Sala abandonaron el grupo de manera inmediata, aunque nos enteramos de que la decisión estaba tomada desde dos meses antes y que lo iban a hacer en diferido. Este giro de los acontecimientos podría dejar en el aire los inminentes conciertos de Madrid y Valencia, así como el del próximo 11 de enero en Albacete con los que iban a cerrar la gira. Nada más lejos de la realidad. En lugar de venirse abajo, Pau reclutó a dos grandes amigos y grandes músicos para sacar adelante estas fechas y ofrecer a sus fans un concierto a la altura de lo que se espera de ellos. Estos son David Lozano (Supermosca, Ruth Lorenzo) al bajo y Adrián Perales (In Mute, Bloodhunter) a la batería. ¿Cumplieron? Bueno, habría que buscar otra palabra para describir el recital que nos ofrecieron. El trío demostró calidad y solvencia. Corazón, desde luego. Y por supuesto, electricidad.

El concierto arrancó con algo de retraso, allá por las 21:45, para que el ambiente se fuera caldeando dejando tiempo a los más rezagados e ir creando expectación entre el público, lo cual se me antoja innecesario, ya que estaba entregado de antemano. Los seguidores del combo liderado por Pau son conscientes de lo que le ha costado sacar adelante tanto el proyecto, en general, como este concierto en particular, por lo que fueron lanzando mensajes de apoyo desde la platea desde «Por Ti», con la que arrancó el show, hasta «La Destilería», con la que (de forma metafórica) se bajó el telón. Veinte canciones repartidas en hora y media de auténtico rock n’ roll. Sin grandes introducciones, sin andarse por las ramas, simplemente echando el resto y dejando cada gota de sudor sobre el escenario en un ejercicio de romanticismo. Como reza «Cimarrón», están hechos para resistir. Por cierto, como mola ese rollo stoner que se gastan en ese tema y en otros como «Monstruo» que tanto me recuerdan a los primigenios Queens Of The Stone Age. Por que sí, por esos derroteros se mueven también con soltura los Corazones Eléctricos, no se ciñen exclusivamente al rock n’ roll canónico o al hard rock que predomina en sus composiciones. Tienen talento y ganas de perderse por otros vericuetos para hacer más completa su propuesta, y el alma punkarra de vez en cuando sale a relucir también. Véase la pose a lo Johnny Ramone que se gastaba Pau cuando podía separarse del micrófono para centrarse en su guitarra y la velocidad de su muñeca.

El show fue frenético, dando mucho espacio a las canciones que incitan al headbanging como «Cama De Faquir», «Érase Una Y Otra Vez» o «Todo Por El Aire», pero por supuesto, también lo hubo para medios tiempos con los que relajar las pulsaciones y erizar la piel de los presentes. «Tú» o «Aullar Contigo» son una buena representación de este grupo, pero aquí la que se lleva la palma, creo que todos coincidiremos, es «Renglones Torcidos De Dios», aunque solo sea por el hecho de que arranca con guitarra acústica (que viaja con ellos exclusivamente para esta canción) para a mitad de tema volver a coger su Rossi Manta Ray negra y acercarnos a sonidos psicodélicos. ¿Quién Salvará Al Rock n’ Roll?, pues está claro que grupos como ellos tienen mucho que decir, pero me gustaría pensar también que niños como los que se vieron por la sala, especialmente mi hijo, el más joven de todos, representan un futuro esperanzador para el género. Porque tampoco vamos a hacer trampas al solitario, bastaba con una mirada superficial al público asistente para darse cuenta de que hay un par de generaciones a las que el rock no les interesa en absoluto. Y es una pena, sobre todo para ellos, que se pierden noches como esta en las que todo fluye (pese a las adversidades) y las emociones están a flor de piel. 

Disfrutando del tramo final de la actuación ya en la parte trasera de la Moby Dick, con el sonido espectacular que la caracteriza, y apurando las energías que nos quedaban con la apoteosis de «Valentina», no podía sino preguntarme cuál será el devenir de Corazones Eléctricos. La banda sonó como un tiro y quedé impresionado con la brillante ejecución de David Lozano y Adrián Perales. Un sonido compacto que nadie diría que procediera de una banda que apenas cuenta con un puñado de ensayos juntos. Supongo que será difícil compaginar sus proyectos con este. Tampoco sé si tan siquiera Pau Monteagudo se lo plantea, pero no me cabe duda de que si este lineup de emergencia se convierte en una formación estable todos estaríamos muy satisfechos. Ahí lo dejo, la pelota ahora está en su tejado.

 

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Fundador y director de Rock4Spain. Esposo y padre de dos. Funcionario del rock & roll. Tras aparcar sus proyectos musicales propios y con la experiencia que le dan varios años de colaboración como redactor en cylcultural.org decide lanzarse a esta empresa.

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