Cultura Inquieta 2018 (Polideportivo San Isidro, 7 de julio, Getafe)

Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio, San Fermín, a Getafe hemos de ir, a ver a Loquillo, a ver a Loquillo… Pues sí, la gira que conmemora los 40 años del cantante de El Clot en el mundo de la música tenía su única parada en la Comunidad de Madrid en esta fecha tan señalada. Una actuación enmarcada dentro del festival Cultura Inquieta que se celebra en Getafe y para la cual estuvo acompañado de Nat Simons y Desvariados.

Con una puntualidad exquisita que hizo que nos perdiéramos las primeras canciones, inauguraban la jornada los Desvariados a las 20:45. Al igual que ocurrió durante la jornada más rockera de la edición del Cultura Inquieta 2017, la organización tuvo la acertada decisión de elegir a la joven banda madrileña para abrir la velada, y es que la banda liderada por el locuaz Adrián Díaz es una apuesta segura. Lo que habría que empezar a plantease es si se tiene que seguir colocando a Desvariados, tanto en éste como en otros festivales, para caldear el ambiente o si se merecen ya otro estatus, porque tras verlos en directo varias veces podemos afirmar que se comen con patatas a la mayoría de bandas del rock & roll nacional que encabezan por ahí giras y festivales. No faltaron en su repertorio temas de su exitoso debut «Café Caimán» como «La Chica De Dylan», «Escúpeme», «Mamá, Me Quiere Matar» o «Camina Solo», ni tampoco lo hizo la versión de Los Ronaldos «Adiós Papá» que últimamente acostumbran a tocar en sus directos. Cerca de tres cuartos de hora de auténtico rock & roll que dejó con un gran sabor de boca a los que descubrían a la banda aquella tarde-noche y que nos confirmó, a los que ya los conocíamos, que estamos ante una de las promesas más firmes de nuestra música.

Desvariados

Las 21:45 era la hora marcada para la segunda actuación y así se cumplió. Natalia García y su banda, o lo que es lo mismo, Nat Simons, hizo su aparición en escena para interpretar, principalmente, temas de su recién estrenado «Lights». Con una elegante puesta en escena y un sonido de lo más pulcro, el quinteto interpretó un repertorio que en líneas generales dejó bastante frío al público asistente. La verdad es que su propuesta es mucho más apropiada para un festival como el Primavera Sound – en el que acaban de participar – u otros similares, que para intercalarla entre dos bandas de rock & roll. Su nombre suena mucho últimamente en los medios especializados y pese a que se nos presente como un proyecto de americana music – y algo de ello hay, sin duda, con elementos de folk y country – las reminiscencias indie tienen bastante más peso en su sonido. No obstante, temas como «People» o «The Way It Is» se acercan con éxito a los postulados de la música de raíces americanas y la celebrada la versión del «Learning To Fly» de Tom Petty, que interpretaron con mucho gusto, fue todo un acierto.

Nat Simons

Y a las 23:00 llegó el momento que todos estábamos esperando. La multitud de fans con camisetas de Loquillo y de los Rolling Stones se fue comprimiendo en las posiciones más cercanas al escenario. José María Sanz hacía su aparición en él, justo después de que los seis músicos que lo acompañaban hicieran lo propio, al son de los acordes de «Rock And Roll Actitud». Loquillo arrancó con fuerza y la noche prometía, pero pronto nos dimos cuenta de que no todo iban a ser hits. Está claro que cuando haces un repaso a una trayectoria de 40 años van a quedarse muchos temas en el tintero, pero algunos no nos imaginábamos que tantos, sobre todo teniendo en cuenta que la actuación fue generosa (dos horas de duración), y es que muchos de los que sí interpretaron eran realmente prescindibles. Algunos de los momentos más destacados en la primera parte de la actuación fueron «Territorios Libres», «Por Amor» o «Cruzando El Paraíso», para la cual contaron con la colaboración de Nat Simons que hizo las veces de Johnny Hallyday en esa versión de estudio tan recordada. En este tramo del show nos sorprendieron con la antropófaga «Carne Para Linda» o la reciente versión del «Rey Del Glam» de Alaska y Dinarama, ambas justo después de levantar al personal con «El Rompeolas» y con una «Cuando Fuimos Los Mejores» algo descafeinada. Es un delito llevar tres guitarristas y luego tocar temas como éste sin meterle la chicha que requiere. Y cuando nos referimos a primera parte del show es porque lo que entenderíamos por bises fue más bien un descanso a las 3/4 partes del mismo. Tras un breve receso para cambiarse de americana y crear expectación, Loquillo y los suyos volvieron a escena para una segunda parte, ahora sí, repleta de clásicos memorables. En versión country-rockabilly, el septeto nos puso a todos a bailar con aquella versión del gran Johnny Cash que es «El Hombre De Negro», «Quiero Un Camión» y «Esto No Es Hawaii». «Invertiré mucha pasta con el objeto de hacerte estrella del rock & roll» le dijeron al bueno de El Loco sus productores Mario Cobo y Josu García – además guitarristas de la banda – en una «Rock & Roll Star» bajada de revoluciones. El final ya se acercaba y quedaban las últimos cartuchos: «Feo, Fuerte Y Formal» no podía fallar, ni tampoco la épica y alargada hasta la saciedad «Cadillac Solitario». Con ella acaban tradicionalmente sus actuaciones y así pensábamos que iba a ser también esta vez, pero nos sorprendieron poniendo el broche final al concierto con «En Las Calles De Madrid». Lo que no nos sorprendió, por desgracia, es que Loquillo se olvidara de un clásico del calibre de «La Mataré». Son tiempos de corrección política y hasta los que hacen alarde de ir contracorriente y ser librepensadores parece que sucumben ante ella. Y así transcurrió el show con el que se bajaba el telón del 9º Festival Cultura Inquieta, un show marcado por grandes canciones, algunas no tan grandes, y una gran banda liderada por el enérgico guitarrista Igor Paskual que secundó la actuación de este icono del rock español que se presentó a sí mismo como un amigo de Barcelona. Lo que no sabemos es si suma o si resta…

Loquillo

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