La noche del pasado jueves 15 vivimos un concierto realmente especial. Un concierto puntual que suponía el regreso a los escenarios de los mallorquines Sexy Sadie, grandes estandartes del indie patrio de los noventa, cuando el tan manoseado concepto de «indie» aún tenía algún significado ¿recuerdan? Pues eso… El caso es que se acaban de cumplir veinte años del lanzamiento de «It’s Beautiful, It’s Love», el disco que supuso la consolidación de la banda en la escena independiente nacional, y han querido celebrarlo con sus fans reeditando el álbum en vinilo y ofreciendo este concierto exclusivo en la capital que nosotros no nos podíamos perder.
A las 20:30 abrían la velada Siete70 en el Teatro Barceló. La banda de reciente creación está formada por músicos muy experimentados, y mientras graban las canciones que formarán parte de su primer LP «Cuando el Necio Señala a La Luna…» van dando a conocer su proyecto en directo. Subterfuge los eligió para caldear el ambiente aunque no lo consiguieron del todo. El sonido fue muy mejorable, un zumbido cuyo origen estaría en algún amplificador estuvo presente durante toda su actuación y las voces de Jordi Moreno y Javi Castellano apenas se escuchaban, salvo cuando cantaban tan solo sobre la base de bajo y batería, porque en cuanto entraban las guitarras las voces se volvían del todo imperceptibles. El inicio de su actuación con «Pereza» me hizo albergar cierta esperanza respecto a lo que íbamos a escuchar pero rápidamente me dí de bruces con una realidad que ya había atisbado al escuchar previamente los temas que han ido adelantando. Sí que hubo algún momento con un poco de garra disperso por su repertorio pero en líneas generales estamos ante un grupo más de este indie actual, tan de moda, que trata de revestir con un envoltorio alternativo lo que no deja de ser una propuesta pop mainstream. El bajista, Joanra Planell, viene de Love Of Lesbian, lo cual sirve muy bien de ejemplo para hacerse a una idea de a qué suenan Siete70. Temas como «Manchas De Vino» o «El Río», sus grandes bazas, les pueden abrir muchas puertas entre los culturetas pero a mí, en cambio, este rollo sigue sin decirme nada.
Tras una fría despedida, y el parón pertinente para preparar el escenario, llegaba el momento de los grandes protagonistas de la noche: Sexy Sadie. El cuarteto mallorquín hacía su aparición en escena mientras sonaba el tema de los Beatles cuyo título tomaron prestado para dar nombre a su banda. El show estaba destinado a homenajear su mítico «It’s Beautiful, It’s Love» de 1998 y como nos relató su líder, un emocionado Jaime García Soriano, iban a interpretar todas las canciones del álbum y en el mismo orden, aunque claro, alguna sorpresa que otra tenía que haber. No se preocupen, nosotros se las desvelaremos… Con «I’m The Brain» arrancan y muestran ese remalazo a The Cure que pocos grupos como ellos han sabido plasmar en nuestro país. «A Brand New World» fue el primer punto álgido de la noche, o en realidad lo fue la dupla que forma con «You Know That’s The Way I Like It», dos temas que ejemplifican perfectamente la habilidad del combo balear para crear POP con mayúsculas. El punto distintivo respecto a muchos de sus contemporáneos y, sobre todo, de las bandas que les han sucedido, es su habilidad para combinar de forma coherente y con clase (esa es la palabra) melodías limpias y delicadas con guitarras distorsionadas y partes rabiosas. De esta segunda parte de la ecuación «Needle Chill» y su atmósfera grunge es una buena muestra. La energía sobre el escenario era desbordante y Jaime, entregado a la causa, ya estaba chorreando su sudor sobre el mismo. Casi sin descanso, sonaron «Stay Behind Me», «Days Of Love», «Satellites» y «May» hasta que decidieron hacer el primer alto en el camino que les llevaba a recorrer «It’s Beautiful, It’s Love» para tocar los primeros singles que no pertenecen al álbum homenajeado y con ellos la primera colaboración. Joaquín Pascual, amigo, productor y casi podríamos decir que padrino de la banda, se hace con los mandos del teclado para ayudarlos a crear un estado de lógico éxtasis colectivo con dos temas muy diferentes pero totalmente complementarios: «Mr. Nobody» y su delicadeza pop, y «Someone Like You», uno de sus temas más oscuros y rockeros que de la mano de un anuncio de coches les dio un amplio reconocimiento en los primeros 2000. Estamos ya en el ecuador de la actuación y vuelven a la senda marcada con la energía desatada de «Join Us». Las pulsaciones se rebajan ostensiblemente con la sutileza de «Sweet Life». Toni Toledo pone en marcha la caja de ritmos que sirve de base rítmica para un tema sustentado sobre un sencillo pero bellísimo arpegio de guitarra que junto a bajo y teclado crean una atmósfera íntima en la que se desenvuelve como pez en el agua la voz de Jaime en su vertiente más dulce. «My Bike» y «Hanging Lights» vuelven a reclamar para el show su dosis de distorsión y sirven para dar paso a la segunda colaboración de la noche. Salta a las tablas Fernando Pardo, gran guitarrista con madera de showman, conocido por su trabajo en bandas como Sex Museum, Los Coronas y Corizonas entre otros, para despedir «It’s Beautiful…» con ¡cómo no! «Bye Bye!» y colaborar en la orgía de guitarras y la coreografía con el bajista José Luis Sampol que supuso la versión de «Road To Nowhere» de Talking Heads. Con ella se despidieron de su público para regresar rápidamente en una especie de bises para los cuales contaron con Carlos Pilán (guitarrista de la banda entre 1999 y 2006). «I Don’t Know» y «Good Day» fueron las nuevas paradas en «Butterflies» y preparaban a sus incondicionales para un vibrante cierre. «Nonsense» fue el último single que publicaron como banda allá por el 2006 cuando publicaron «Translate», su último disco de estudio, y no podía faltar en esta noche nostálgica. Llegaban así a las 23:00 y no sabían si iba a haber tiempo para más. Afortunadamente, la sala les permitió cerrar su actuación con el final apoteósico que tenían preparado, que no es otro que la electrizante «In The Water» perteneciente a su álbum debut en la que dieron hasta la última gota de sudor que les quedaba para satisfacer a un público que, no cabe duda, les sigue echando de menos. Y hablando de echar de menos… ¿¡cómo no tocasteis «I Won’t Hurt You»!? Nunca se debería excluir del set list esta canción. Ese es mi pequeño tirón de orejas para unos Sexy Sadie que nos hicieron gozar de lo lindo con su música y su actitud. Esperemos que haya más oportunidades de verlos de aquí en adelante. Madrid los recibirá con los brazos abiertos.
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PD: Nuestra más sincera enhorabuena a los técnicos del Teatro Barceló que facilitaron mucho la labor de los fotógrafos con una iluminación genial y prescindiendo del humo de churrería que tanto gusta a otros.
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