Recientemente aproveché un ofertón de Amazon [Bezos, la primera es gratis ;)] y me hice con una copia de «Disarm The Descent», uno de esos discos que a uno le gusta tener en copia física para degustar como se merece. Un must, como dirían los modernos, en el mueble de discos de cualquier amante del metalcore que se precie. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, como diríamos los castizos, me dije: ¿y porqué no hago un artículo especial de esos que hace tanto tiempo que no hago sobre un disco «clásico»?, y me contesté: «pues venga». Y aquí estamos. Tampoco os flipéis porque no me voy a extender en demasía, tampoco creo que lo demandéis ¿verdad? Es el signo de los tiempos, el de la coyuntura general, y la del padre de familia que suscribe en particular.
«Disarm The Descent» es el sexto álbum de estudio de la banda estadounidense Killswitch Engage, publicado el 2 de abril de 2013 bajo el sello Roadrunner Records, y es el que marca el regreso de Jesse Leach a la banda tras aquel lejano «Alive Or Just Breathing» de 2002. Debido a problemas de salud mental, abandonó KiIllswitch Engage en plena gira de presentación de aquel álbum y fue sustituido por Howard Jones, quien ocupó el puesto de vocalista hasta 2012. Época, la que la banda estuvo comandada por Jones, en la que alcanzaron su mayor popularidad. Era pues, una decisión difícil la de encontrar un sustituto a la altura, pero parece que todos los astros se alinearon para que el que fuera el primer vocalista de KSE regresara al combo y lo devolviera a la cima del metal tras el pequeño traspiés que supuso su segundo álbum homónimo (tan solo eso ya indica que no andaban sobrados de ideas) lanzado en 2009. El propio Leach y el mago Adam Dutkiewicz (genio de la guitarra y de la producción) ya habían retomado contacto tiempo atrás y en 2011 habían lanzado un disco tan genial como «The Hymn Of A Broken Man» bajo el nombre de Times of Grace, por lo que «el mohicano» parecía el recambio más lógico, y el primer fruto de esta reunión es «Disarm The Descent», un discazo formado por doce canciones que, a excepción del medio tiempo «Always», van directas a la yugular. ¿Su fórmula?, la misma, ¿el resultado?, mejor que nunca. Seguían (y siguen) en la encrucijada de ser demasiado melódicos para los más duros y demasiado duros para los más blandurrios, pero ahí es donde reside su éxito. Las críticas sin fundamento siempre estarán ahí, pero lo cierto es que son capaces de ser heavies y hardcoretas como los que más, «The Hell in Me», «The New Awakening» y «The Call» son aquí los mejores ejemplos. Pero aún en esos cortes más rabiosos, la dosis melódica de sus infecciosos estribillos hace que dichas canciones sean accesibles para un amplio espectro de oyentes. Luego están temas tan irresistibles como «In Due Time», «A Tribute To The Fallen» o «No End In Sight» donde aumenta la musicalidad y la emociones se ponen a flor de piel sin por ello perder potencia y velocidad. Lo mejor del metal moderno y del clásico se dan la mano en la música del quinteto de Westfield (Massachusetts), y «Disarm The Descent» es uno de los mayores exponentes de su propuesta junto a «Incarnate», «As Daylight Dies» y – por supuesto – «The End Of Heartache». Vigor y emotividad, yo no pido más.
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