The Smashing Pumpkins. Especial 25º aniversario de «Siamese Dream»

Hoy se cumplen 25 años de la publicación de «Siamese Dream», el segundo álbum de estudio de The Smashing Pumpkins. Tras el éxito inesperado que supuso su debut «Gish» dos años antes, y antes de que rompieran todos los esquemas con su «Mellon Collie And The Infinite Sadness», publicaron en el verano de 1993 el que es su álbum más relevante en muchos aspectos. De lo que no cabe deuda es de que supuso su confirmación y colocó a la banda como una referencia en la escena rockera de la época. A continuación vamos a recordar brevemente algunos aspectos que rodean la concepción de este gran álbum.

A pesar de unas sesiones de grabación llenas de dificultades y tensiones, «Siamese Dream» debutó en el número diez en el Billboard y vendió más de cuatro millones de copias en los Estados Unidos, más de seis millones en todo el mundo. Las luchas internas derivadas de la finalización de la relación amorosa entre el guitarrista James Iha y la bajista D’arcy Wretzky, la creciente preocupación sobre las adicciones del batería Jimmy Chamberlin y con su líder, Billy Corgan, inmerso en sus batallas contra el aumento de peso, la depresión y los instintos suicidas, no parecía que los astros estuvieran alineados para que la banda de Chicago pariera una obra de este calibre. O bueno, quizá sí, porque en las mejores obras del rock alternativo, que obtuvo en los 90′ su época de mayor apogeo, la bajada a los infiernos y las relaciones tormentosas siempre fueron una fuente de inspiración muy efectiva… En este disco se puede saborear el amargo y rencoroso veneno que hablaba directamente a los jóvenes «marginados» de la Generación X. Con frecuencia se ha catalogado a The Smashing Pumpkins de banda grunge y, aunque hay mucho de ello en su sonido, algunas de las cosas que Corgan hizo sonoramente en las guitarras en «Siamese Dream» emparentan a la banda con el rock del estadio de los 70′, el hair metal de los 80′ y sobre todo con el dream pop de contemporáneos como My Bloody Valentine.

El éxito de este monumental trabajo se sustenta sobre los cuatro singles que de él se publicaron: «Today», «Cherub Rock», «Disarm» y «Rocket». «Cherub Rock» abre el disco con el primero del póker de singles que conquistaron las radios alternativas de la época. En este rabioso pero melódico tema, Corgan ataca a la industria de la música estadounidense. La fabulosa base rítmica y un estribillo preciso en el que de nuevo sobresale la voz del omnipresente Corgan, entre dulce y dolida, hacen el resto. El segundo de los grandes singles de «Siamese Dream» es «Today», el hit radiable más descarado. Iniciada por un punteo limpio para el recuerdo y continuado por la electricidad a chorro de un juego de guitarras como hubo pocos en los 90′ hacen de este tema contradictorio tema sobre la depresión y los pensamientos suicidas uno de los más destacados en la discografía de los aplastacalabazas. Corgan, en realidad, cantó acerca de su depresión en todo el álbum y «Disarm» sería el mejor ejemplo de ello. El tercer single extraído de «Siamese Dream» es un tema sublime, recordado por todo el mundo, en el que se salieron de los parámetros establecidos con una canción de rock acústico y dramático adornado por violines y demás arreglos orquestales logrando una épica impresionante. Grandilocuente, en el mejor sentido, sin sonar pretenciosa como ocurriría con otras canciones de su discografía posterior. «Rocket» completa el póker de singles con sus guitarras saturadísimas guíando una melodía de influencia pop que finalmente estalla – haciendo honor al título del tema – en un estribillo que destila perfectamente la esencia de los 90′.

Si bien, estos cuatro singles son los principales causantes de que la banda alcanzara el éxito masivo, una casa no se mantiene bella y en pie a lo largo de 25 años solo por tener unos acabados perfectos y cuidados. Tiene que tener unos sólidos cimientos y una estructura resistente. Y esta metáfora sirve para indicar que los otros nueve temas que componen «Siamese Dream» no son relleno; son temas que, en su mayoría, podrían haber sido singles también y, desde luego, muchas bandas hubieran matado por tener a algunos de ellos en sus propios catálogos. Tenemos la absolutamente maravillosa «Soma» y sus seis minutos y medio largos de balada en la que cuentan con la colaboración de Mike Mills (R.E.M.) que acaban con un intenso vendaval emocional, la potencia y crudeza de «Hummer» que muestra esa fusión entre grunge y rock progresivo que nadie como ellos ha logrado, la absolutamente maravillosa «Mayonaise» – única colaboración de James Iha, junto a «Soma», en las composiciones – y su sensibilidad eléctrica, y dos trallazos como la copa de un pino como son «Geek USA» y el progresivo «Silverfuck» al que sí que creo que le sobra minutaje. Si ayer decía, en la crítica del nuevo disco de Hiagen, que todavía no he escuchado un álbum – excluyendo “grandes éxitos” – que sobrepase la hora de duración y no se me llegue a hacer pesado, éste es de los que más se le acercan, quizá eso es lo que hace que no alcance la perfección, pero oye, ¿quién le va a poner pegas a un disco que 25 años después de ser publicado sigue sonando tan fresco?. No seré yo…

The Smashing Pumpkins en 1993 (D’arcy Wretzky, James Iha, Billy Corgan & Jimmy Chamberlin)

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Fundador y director de Rock4Spain. Esposo y padre de dos. Funcionario del rock & roll. Tras aparcar sus proyectos musicales propios y con la experiencia que le dan varios años de colaboración como redactor en cylcultural.org decide lanzarse a esta empresa.

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