Qué tiempos aquellos en los que en la MTV ponían vídeos musicales y muchos de nosotros descubríamos bandas de rock y metal que, por supuesto, obviaban otros medios masivos como los 40 principales. Los gloriosos 90′ y sobre todo los primeros 2000 fueron años bizarros y excitantes, y uno de los mejores ejemplos es nuestro temazo del fin de semana, y es que el hecho de que una canción tan rara, extrema y, a priori, difícil de escuchar como «Chop Suey!» se convirtiera en un éxito mainstream y a la postre, la más reconocida de System Of A Down es, por una parte, digno de análisis, y por otra, objeto de una profunda nostalgia de tiempos mejores en los que las mentes eran más abiertas y con mayor criterio a la hora de abrazar las nuevas corrientes musicales.
La canción en cuestión fue lanzada hace más de dos décadas como primer single de «Toxicity», el segundo álbum de estudio de la banda angelina de origen armenio con el que entraron a degüello en una escena del rock/metal alternativo que por aquella época era mayoritaria. Gracias a este tema el grupo obtuvo su primera nominación a los Grammy a la mejor interpretación de metal y recibió la certificación de disco de oro en los Estados Unidos y Australia, y hoy en día cuenta con más de un billón de visualizaciones en la plataforma de YouTube. La canción trata sobre el suicidio y cómo somos considerados de manera diferente cuando morimos. Según Daron Malakian «todos merecemos morir», de ahí la frase en la letra «lloro cuando los ángeles merecen morir», algo que les trajo algún problema a la hora de su radiodifusión cuando se produjo el atentado terrorista del 11 de septiembre semanas después de su publicación. No obstante, siempre fue muy popular, un tema frenético y radical tanto en las estrofas como en el puente, que corta de repente en un estribillo lento, melódico y emocional. En su conjunto, se puede considerar un tema épico. Gran parte de su popularidad se debe al videoclip que lo complementa que, como curiosidad, diremos que fue filmado en el aparcamiento del motel Oak Tree Inn de Los Ángeles. La banda, que no era muy conocida en ese momento, publicó en su web una petición dirigida a sus fans para que participaran y transmitir así la energía de sus shows en vivo pensando que acudirían un par de centenares, pero en cambio llegaron alrededor de 1.500 fans. Un temazo que, junto a otros muchos, podremos disfrutar en vivo en el Resurrection Fest del próximo verano, si Dios quiere y el SARS-CoV-2 o sus múltiples variantes – y las autoridades competentes como lacayas – lo permiten.
¡Feliz fin de semana!
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