El pasado sábado vivimos un concierto especial, tuvimos el privilegio de asistir al primer concierto que los Goo Goo Dolls daban en España ¡y eso que llevan más de 30 años de carrera! La madrileña sala de La Riviera era el lugar elegido para el acontecimiento, y allí que nos fuimos para vivir junto a varios centenares de fans de los de Buffalo, una actuación de las que se graban en la memoria para siempre.
No sabemos si el hecho de que el concierto se celebrara un sábado de finales de julio o si el elevado precio de las entradas tuvieron algo que ver, pero el hecho de que La Riviera apenas llegara a la mitad de su aforo para la actuación de uno de los grupos de referencia de los 90′ nos sorprendió bastante. No obstante, quedó claro desde el principio que los congregados allí eran, en su mayoría, auténticos fans que conocían cada uno de los temas y que iban a hacer todo lo posible para que los Goo Goo Dolls se sintieran como en casa. También ellos pusieron todo de su parte para que la comunión fuera perfecta. Johnny Rzeznik y Robby Takac hicieron su aparición en escena de un salto y con la energía que piden dos clasicazos del calibre de «Dizzy» y «Slide», pertenecientes a su disco más exitoso, «Dizzy Up the Girl», que tuvo una buena representación en el set list de la banda, y es que fue todo un acierto del combo norteamericano el plantear la actuación como un repaso a toda su carrera, dando especial protagonismo a la etapa más exitosa de la banda en detrimento de una última época en la que han perdido relevancia. «Big Machine» tampoco le va a la zaga, y esa triada inicial nos demostró que iban a poner toda la carne en el asador. Quizá a Rzeznik se le haya ido de la mano lo del bótox pero su voz sigue intacta y en un estado envidiable. El continuo trasiego de guitarras, tanto eléctricas como acústicas, que se cambiaban casi en cada canción ponía en valor el deseo del dúo de dar a cada tema su cariz, incluso Takac cambió varias veces de bajo (aunque en este caso solo eran dos los que se intercambiaban), un detalle que acompañaba a su desparpajo y su actitud sobre las tablas. Una actitud que alcanzaba su punto álgido cuando se hacía cargo de las voces en los temas más punkis de la banda como «January Friend» o en el reciente «Free Of Me», con más vocación de rock de estadio.
El sonido era espectacular y es que esa fórmula de Goo Goo Dolls que se caracteriza por interpretar temas enérgicos con guitarras acústicas tiene derechos de autor, y pocos como ellos lo saben llevar a este nivel. Los armónicos del guitarrista de acompañamiento daban paso a los acordes acústicos de Johnny Rzeznik con los que se inicia «Black Balloon», uno de los múltiples momentos a lo largo de la actuación en la que se nos erizaba la piel a muchos de los presentes. Tras pasar por los enérgicos «Long Way Down» y «So Alive», y por las bromas con el público de Rzeznik que hacía sus pinitos con el español agradeciendo las lecciones que alguno de los presentes le daba con los tacos, llegaba uno de esos momentos emocionantes con «Name». El rubio vocalista nos contaba lo increíble que era para él seguir tocando este tema 23 años después de ser publicado. También resulta increíble para muchos haber tenido que esperar tanto tiempo para disfrutar de él en directo, pero la espera ha merecido la pena. Una vez más, sublimes. Otro tanto se puede decir de «Sympathy» que, tras «Over And Over» y «Come To Me», Johnny Rzeznik interpretó en solitario con su guitarra acústica detallándonos el trasfondo de adicción a las drogas que la inspiró y que no le recomienda a nadie. El show avanzaba vertiginósamente, y tras hacerse de nuevo Robby Takac con el micrófono para cantar «Smash» y «Bringing On The Light» se acercaba la traca final. «Tattered Edge / You Should Be Happy» daba paso al apoteosis que todos esperábamos con la interpretación de «Broadway» y, sobre todo, de «Iris». Su gran éxito se convirtió en un intenso karaoke en el que costaba escuchar la voz de John Rzeznik porque estábamos todos los demás dejándonos la nuestra para acompañar a la banda en uno de les temas más bonitos que se han compuesto jamás. Con esto ya estaba todo dicho, en realidad, no se podía mejorar. Tras hacer un amago de bises, tocaron el tema que da título a su último álbum de estudio, «Boxes», y «Give A Little Bit», las cuales tuvieron una buena recepción pero mucho más sosegada, y es que el clímax ya se había alcanzado con anterioridad en una actuación memorable que rondó la hora y media de duración, y en la que apenas eché de menos dos o tres temas como «Lazy Eye», «Naked» o «Before It’s Too Late» para que hubiera alcanzado la matrícula de honor. Lo dejaremos en sobresaliente, así tendrán que volver algún día para intentar superarse. Solo esperamos que no haya que esperar otros 30 años para tenerlos en España, más que nada porque no sabemos si llegarán/llegaremos. Al menos, siempre podremos decir que estuvimos entre los afortunados que asistieron al primero…
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