El pasado viernes teníamos una cita con Los Brazos que volvían a la capital por segunda vez dentro de la gira de presentación de su genial disco en directo «Live 2015-2017». Para esta ocasión la sala escogida fue Fun House, una pequeña sala cuya programación está orientada a los sonidos clásicos del rock & roll, y por lo tanto, muy apropiada para el directo del power trío vizcaíno que nos volvió a dejar sin palabras. Quizá la noche no fue tan épica como la de Siroco el pasado septiembre por aquello de que esta vez no estuvimos a punto de desfallecer por el calor, pero desde luego, no le fue a la zaga en lo que a sonido y actitud se refiere.
El concierto arrancó con algo de retraso sobre el horario previsto, rozando las 23:00, mientras que alrededor de medio centenar de seguidores esperábamos ansiosos la aparición de Los Brazos sobre el escenario para disfrutar de nuevo de esa mágica combinación de rock & roll, blues y country que nadie sabe facturar como ellos. Desde los primeros acordes que brotan de la guitarra de «Will» Gutiérrez ya no puedes hacer otra cosa que dejarte llevar y bailar como si no hubiera mañana. ¿Y qué decir de la pegada de «Koki» Chamorro y el peso del bajo de «Txemi» Gándara? Pues eso, nada que no sepáis los que ya conocéis al trío bilbaíno…
Con «What Should I’ve Done» ya nos ponen los dientes largos a las primeras de cambio, para después hacernos pasar por momentos de menear el cuello sin conocimiento como en «Where To Go» o la sabbathiana «Black Sheep». También se guardan ases en la manga que no por conocidos dejan de ser menos emocionantes, y en esas lides se lleva la palma «Tales», donde William siempre nos emociona cantando la estrofa central fuera de micro. Los Brazos disfrutan sobre el escenario y nos hacen disfrutar a los demás, haciéndonos partícipes de la complicidad que existe sobre las tablas. Es una de nuestras bandas nacionales favoritas por algo, por cierto, petición: «nos encantan vuestros clásicos ¡pero queremos ya nuevo disco!». Hala, ya lo he dicho… Volviendo a lo que fue su directo, poca cosa que añadir. Sus «éxitos» fueron cayendo uno detrás de otro: «Fearless Woman», «Have Mercy», «Say My Name», «Boogie», «Cold»… Y digo «éxitos» así, entre comillas, porque, aunque parezca increíble, Los Brazos son una banda pequeña que no goza aún del reconocimiento que merece, pero mientras llega ese día, nosotros seguiremos disfrutando de bolos como el que nos ocupa en el que la calidad y la intensidad son innegociables, y el buen rollo también. Como muestra, el colofón a una noche inolvidable con su clásico «Not My Kind» y sus coros futboleros, y la versión del «Free Bird» de Lynyrd Skynyrd que ya se está convirtiendo en una tradición a la hora de cerrar sus shows. ¡Larga vida a Los Brazos!
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