Resurrection Fest 2018 (viernes 13 de julio, Viveiro)

Segunda jornada de esta decimotercera edición del Resurrection FestScorpions era el plato fuerte del día, el más enfocado a los nostálgicos del cartel, pero Megadeth también fueron protagonistas, y no solo por su música sino porque por lo visto, las pegas que pusieron al montaje fue la causa que ocasionó los cambios de horarios que trastocaron los planes de muchos.

Acudimos al recinto a las 15:30 para presenciar la actuación de Ciconia. Luego teníamos previsto ver a Virgen en el escenario principal pero se adelantó su actuación haciéndola coincidir con la de los vallisoletanos por lo que tendremos que esperar a otra ocasión. En el Desert Stage arrancó con puntualidad el show de este power trío de metal instrumental. Los temas de «The Moon Sessions» y, principalmente, de su último disco «Winterize» centraron su repertorio. Un repertorio en el que se inclinaron por los cortes más metaleros en detrimento de los cercanos al post-rock en los que en estudio incorporan arreglos que le dan un toque de folk castellano muy original, pero aquí querían presentar su directo sin trampa ni cartón, como se suele decir. Tres músicos, tres instrumentos. Demostraron su buen hacer y ganas de agradar, y yo particularmente destaco el virtuosismo de su joven guitarrista, Dani Dean, que apenas lleva unos meses en Ciconia y ya domina un nomenclátor nada sencillo. Al final de la actuación nos sorprendieron con una conga por el césped del campo de fútbol de Celeiro. Mientras Aleix Zoreda permanecía en el escenario dándole a la batería, Dani tocaba la guitarra en el foso junto a los fans y el frontman de la banda, Jorge Fraguas, se echaba a correr tocando el bajo entre un público sorprendido y agradecido que disfrutó de lo lindo con este broche final. La banda tiró púas, baquetas e incluso camisetas agradeciendo el apoyo de los que allí nos congregamos. Una pena no pillar ninguna… Buen concierto para empezar la jornada.

Incautos nosotros que nos habíamos presentado allí sin comer, fuimos pasadas las 16:15 a llenar el buche, pero no sin antes hacer una breve parada en el Chaos Stage donde estaban Trono De Sangre repartiendo zapatilla. Lo de estos chavales es un hardcore indescriptible que a nadie deja indiferente. Brutales y directos a la yugular, ahí los dejamos tras un par de canciones tratando de levantar al público allí presente que por lo visto, a esas horas, aún no se había desperezado.

Entre la zona de prensa y la confortable Pandemonium nos metimos una hermosa hamburguesa con la que reponer energías y prepararnos para lo que quedaba de tarde-noche. Mientras tanto, escuchábamos de fondo la música de The Contorsionist que estaban actuando a nuestro lado, en el escenario principal, antes de lo previsto debido al cambio de horarios. No conocía a esta banda, la verdad, y lo que pude escuchar me agradó bastante. Se trata de un elaborado rock progresivo en el que alternan canciones más psicodélicas y melódicas, con otras más agresivas, dotando a su sonido de una personalidad de la que otros adolecen. Les seguiremos la pista…

A la espera de Megadeth, que habían adelantado su actuación a las 19:25, nos dimos otro garbeo por el recinto del festival deteniéndonos en el pequeño stand de Yamaha donde Kitai estuvieron los tres días tocando versiones de The Beatles, Nirvana y demás. Derrochando actitud y buen sonido, la verdad es que estos chavales son los que más se ganaron el sueldo ¿no? al menos estuvieron bien de horas animando el cotarro… 

Y llegó el momento de los esperados Megadeth. Una de las cuatro patas del Big Four del trash metal se presentaba de nuevo en el Resu para demostrar por qué siguen siendo un gran reclamo para muchos pese al paso de los años, o al menos eso intentaron. Apareció Dave Mustaine en escena con gesto apático, bien acompañado por un Kiko Loureiro a la guitarra que le puso las ganas que parecían faltarle al líder de la banda e icono del metal. No soy muy fan de la banda, ni del thrash metal en general, he de reconocer, pero fue un directo que sonó bastante bien en lo que respecta al nivel instrumental. La voz de Mustaine, en cambio, ha conocido tiempos mejores… Himnos de la banda como «Symphony Of Destruction» o «Peace Sells» entusiasmaron a sus más fieles seguidores, pero para una que me gusta – «A Tout Le Monde» – y van y no la tocan. En fin, para gustos los colores.

Megadeth. Fuente: Resurrection Fest

Fue curioso ver a los miembros de Leprous hacer la prueba de sonido mientras todos esperábamos a que diese comienzo su actuación, pero es que los cambios de última hora hicieron que la banda noruega fuera la gran perjudicada de los mismos. Al invertirse los horarios de Megadeth y Suffocation, Leprous, que tenían que tocar en el mismo escenario que estos últimos, no dispusieron del tiempo necesario para el cambio de bártulos y acomodo del Ritual Stage, por lo que comenzaron su actuación unos diez minutos más tarde de lo previsto. Inconveniente que no supuso un gran problema para sus fans en cuanto a empezaron a sonar las primeras notas de «Bonneville», tema con el que, al igual que su último disco «Malina», se inició el espectáculo. Un corte algo raro en tanto en cuanto no hace entrar a la banda a saco, como es habitual en este tipo de actuaciones, sino que progresa poco a poco hasta que rompe de forma espectacular rondando los tres minutos de canción. Por algo son progresivos… y por algo sigue aumentando la legión de fans que llevan construyendo en los últimos años. Probablemente es una banda cuyo directo se disfruta más en una sala que en un festival, pero eso poco parece importar a sus seguidores que alternan momentos de éxtasis con headbanging, en función de sus momentos etéreos o de los riffs cortantes que descerrajan con igual soltura. La propuesta musical del grupo liderado por Einar Solberg es excelsa, y los temas de «Malina» y «The Congregation» centraron el setlist de los de Oslo. Quizá no sea el perfil de banda para los que buscan fiesta y desenfreno pero son unos músicos realmente talentosos – no hay más que escuchar cortes como «From the Flame» para darse cuenta – y el detalle de cortarles el sonido durante «Mirage», su último tema, porque sobrepasaban las 23:00 no fue de lo más cortés. Máxime, teniendo en cuenta que la actuación de los Scorpions, que tendría que empezar a esa hora en el escenario principal, no lo hizo hasta las 23:15.

Con ese cuarto de hora de retraso, y una gran puesta en escena, saltaron a la palestra Scorpions. Tras caer el telón con su nombre y el sonido de unos helicópteros acompañando al vídeo de la enorme pantalla, se dejaban ver por fin los cinco de Hannover para interpretar, a renglón seguido, «Going Out With A Band». Con la bandera de España, sobre la que se observaba la silueta de los 5 músicos de la banda, proyectada en las pantallas llegaba la pegadiza «Make It Real». En la primera parte del show se vio a Klaus Meine un poco justo de voz, algo que fue mejorando a medida que avanzaba la velada. Quizá gracias a los descansos que se tomó al principio cuando abusaron de partes instrumentales que, a decir verdad, se hacían un poco pesadas. El show fue de menos a más, y tanto Rudolf Schenker como Mathias Jabs estuvieron realmente enchufados, al igual que el bajista Paweł Mąciwoda que iba perfectamente acompasado con la batería de Mickey Dee. El ex-batería de Motörhead, se lució con un gran solo tras la versión que interpretaron de «Overkill» a modo de tributo al difunto Lemmy Killmister. Pero si por algo son conocidos Scorpions es por sus emblemáticas baladas. «Send Me An Angel» y «Wind Of Change» fueron coreadas por todo el respetable, donde la emoción se desbordaba por momentos. Y tras «Big City Nights» la banda germana se despedía por primera vez para volver poco después con unos bises memorables formados por «Still Loving You» – ¿Qué sería de un concierto de Scorpions sin ella? – y «Rock You Like A Harry Kane”, perdón, «Rock You Like A Hurricaine», ayyy. Un gran concierto del que no hace falta ser un fan acérrimo para disfrutarlo.

Scorpions. Fuente: Resurrection Fest

Tras la actuación de los cabezas de cartel de la jornada llegaba el momento del metal gótico de Paradise Lost. El Ritual Stage se tiñó de oscuridad, quizá demasiada oscuridad, algo que dificultó, y mucho, el trabajo de los fotógrafos. Venían a España con un nuevo disco bajo el brazo, «Medusa», y éste tuvo gran protagonismo en su repertorio, si bien tocaron canciones de casi todos los álbumes de su extensa discografía, siendo los de «Draconian Times» los más celebrados. Nick Holmes, soberbio en su tarea vocal, no estuvo muy comunicativo, eso sí, pero tenían que aprovechar la hora de la que disponían y lo tétrico de su puesta en escena tampoco es que sea como para estar contando chistes. Y así, poco antes de que acabara la actuación de los británicos, nos recogimos con el fin de descansar de cara a la última jornada.

No os perdáis nuestra galería fotográfica de la segunda jornada del festival

 

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Fundador y director de Rock4Spain. Esposo y padre de dos. Funcionario del rock & roll. Tras aparcar sus proyectos musicales propios y con la experiencia que le dan varios años de colaboración como redactor en cylcultural.org decide lanzarse a esta empresa.

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