Y con todo el dolor de nuestro corazón, el sábado 14 llegamos a la tercera y última jornada de la edición de este año del Resurrection Fest. Todos los ojos estaban puestos en Kiss, pero no era, ni mucho menos, la única actuación interesante del día. Nosotros accedimos pasadas las 17:00, ya comidos y más descansados que los días anteriores, dispuestos de disfrutar del show de Tremonti, pero antes de llegar al escenario principal nos dejamos caer por el Desert Stage donde Ànteros estaban desplegando su arsenal sonoro. Este supergrupo español, formado por el ex-guitarrista de Toundra, Víctor García Tapia, y miembros de bandas como Viven, Erroma o Syberia, emocionó a sus fieles con su mezcla de screamo y post-rock, dando especial protagonismo a su último trabajo «Cuerpos Celestes». Una banda muy a tener en cuenta.
A las 17:30 tenía lugar en el Main Stage uno de los platos fuertes de la jornada – por mucho que el horario no parezca indicarlo así – y del festival, al menos para nosotros. Tremonti hacían su aparición en escena de forma un poco caótica, como con prisas por empezar y no desperdiciar ni un minuto de los cuarenta y cinco que disponían para ofrecer su material. Lo curioso es que cuando se supone que están presentando su recién estrenado «A Dying Machine», apenas cayeran un par de canciones del nuevo disco: la homónima y «Throw Them To The Lions». No entiendo cómo no incluyeron el impresionante single «Take You With Me» o «The First The Last», por ejemplo, pero supongo que dadas las circunstancias lo que quisieron es repartir la mayor estopa posible ¡y vaya si lo hicieron!. Los pogos y los circle pits fueron constantes durante su actuación, y el polvo que se levantó, junto al viento y el calor hizo que no disfrutáramos tanto como hubiéramos deseado de la actuación de los de Florida. Arrancaron con «Radical Change» y un sonido deficiente en el micrófono, algo que se solventó rápidamente en su siguiente tema «So You’re Afraid». Quizá no ofrecieran el mejor de los set list posibles, pero nadie le va a hacer ascos a «Catching Fire», «You Waste Your Time» o a «Wish You Well» con la cual cerraron su actuación entre la locura generalizada. Muchos no valoran como se merece este proyecto personal de Mark Tremonti – las sombras de Creed y Alter Bridge son alargadas – pero ellos se lo pierden. Éste es un proyecto con entidad propia y un sonido definido, donde el guitar hero además de demostrar su talento a las seis cuerdas, demuestra que es un compositor genial y un cantante más que solvente. Poco a poco se le ve más cómodo en el papel de frontman y si acaba de sacar su cuarto disco al frente de esta banda, todos deben entender que no se trata de un capricho. Esperamos tener la oportunidad de verle pronto en España en una sala – lo dejó entrever al despedirse – y disfrutar de una actuación donde el combo interprete alguno de sus geniales medios tiempos y temas más rockeros, porque el repertorio 100% metal que escogieron se hizo un pelín monótono.
Tras un breve receso en la zona de prensa volvimos al escenario principal – que es el único que frecuentamos realmente en esta última jornada de festival – para ver el bolazo que se marcaron Frank Carter & The Rattlesnakes. El cantante británico es un auténtico huracán en el escenario y revolucionó a todo el personal con su desparpajo. Apenas llevan juntos como banda tres años, en los que han publicado «Blossom» (2015) y «Modern Ruin» (2017), pero cuentan con una legión de seguidores a la que son capaces de poner patas arriba con sus potentes y a la vez festivos shows. El otrora líder de Gallows y Pure Love interactuó constantemente con el público haciendo todo tipo de bromas entre canciones. Bueno, y durante… Pidió el circle pit más grande de la historia del festival y lo consiguió. Rogó al público que lo hiciera rodeando la torre de los técnicos de sonido llegando casi al escenario, y los fans obedientes, cumplieron la petición de Frank Carter, que junto a sus Rattlesnakes ofreció uno de los mejores conciertos de esta edición. Como temas más destacables, «Wild Flower», dedicado a todas las mujeres allí presentes, pidiendo respeto y seguridad y avisando de que si veía a alguien que se sobrepasara le daría una patada en el culo para echarlo de allí, y «I Hate You», el tema más conocido del cuarteto y con el cuál decidieron finalizar su actuación cantando, con el apoyo de los fans, el estribillo en español. Todo ello sin olvidar la presencia en escena de los Resukids a mitad de actuación que gozaron de lo lindo con la experiencia.
No son Prophets Of Rage santo de mi devoción así que aprovechamos el indudable tirón que tienen para ir al Circle Meal a cenar, evitando las colas que seguro se formarían entre su actuación y la de Kiss. Volvimos a tiempo, eso sí, de presenciar el final de su incendiaria actuación con el famoso «Killing In The Name» de Rage Against The Machine para el cual contaron con la colaboración del enérgico Frank Carter y del mensaje «Make España Rage Again» en el pantallón del escenario. Un final brutal para un show que parecía patrocinado por Adidas – ironías de la vida – y en el que metieron la pata al despedirse diciendo «gracias Barcelona». Se han desviado mil kilómetros de distancia, pero bueno, venían de allí y debido al trajín de la gira mundial que estaban finalizando les perdonaremos el desliz.
Y la apoteosis del sábado estaba destinada para Kiss. «Sold Out» y miles de personas con la cara pintada como sus ídolos, y aún más con camisetas del emblemático grupo neoyorkino, se fueron haciendo con las posiciones más cercanas al Main Stage para presenciar el gran show que estaba por venir. Cierto es que un festival como el Resu no es el lugar más apropiado para ver a estos sexagenarios pintarrejeados, de hecho, buena parte del público habitual del festival prefirió ir al Chaos Stage donde a la misma hora tocaban Zebrahead – quienes habían intercambiado el horario de su actuación con The Bronx por problemas con el vuelo de éstos – que a ver la actuación de Kiss, pero lo que es indudable es que tras tantos años de carrera estos chavales saben montar un buen show. Salieron en tromba con «Deuce» y «Shout It Out Loud», que supusieron las primeras arengas de un Paul Stanley – más que justo de voz – a un público entregado por momentos y comedido en otros. Todos los componentes del grupo sabían en todo momento a qué cámara mirar y cómo darle al público lo que busca, pero a mí, en cualquier caso, me interesa por lo general más la música que el espectáculo, y no me gusta que los músicos se tiren minutos y minutos de charleta pidiendo gritos y demás en lugar de tocar su repertorio, pero bueno, otros parecen encantados… Hubo fuego, hubo pirotécnica disparada desde la guitarra de Tommy Thayer, hubo tirolina para cantar «Love Gun» desde la torre de sonido, el clásico solo sangriento de bajo de Gene Simmons desde la plataforma a la que había volado para cantar «God Of Thunder», y hubo guitarras rotas contra el suelo. No se puede pedir más desde el punto de vista visual. De la voz de Paul Stanley no hay mucho que decir que no se haya dicho ya, pero como es habitual, el plus de entrega y energía por parte de Gene Simmons, Tommy Thayer – excepcional en los solos – y Eric Singer compensaron este déficit. «I Was Made For Loving You», hit de la banda donde los haya, sonó especialmente mal y no solo – aunque sobre todo – a nivel vocal. Hay que decir que pese a que la banda salió a escena un cuarto de hora tarde, luego compensó ese retraso alargando su concierto otros quince minutos, finalizando al borde de la una de la madrugada. En definitiva, vivimos un buen show de Kiss a nivel de espectáculo. Son divertidos, entretenidos y no cabe duda de que venden entradas a cascoporro, pero a nivel musical a mí siguen sin decirme mucho. Mucha fiesta y poco sentimiento.
Otros se quedaron hasta las tantas para disfrutar del rock de corsarios de Alestorm, del trash metal clásico de Exodus o del tributo a Linkin Park que cerraba la jornada, pero nosotros, como la mayoría, pusimos el broche final a este decimotercer capítulo del Resurrection Fest con la actuación de las leyendas del hard rock ochentero. Un festival al que acudimos por primera vez y del que no nos pudimos llevar mejor impresión en cuanto a la organización. El sonido, salvo contadas excepciones, fue espectacular en los cuatro escenarios durante todos los días y ya estamos deseando que se anuncien las fechas de la edición de 2019 para la que ya hay rumores sobre las primeras confirmaciones. Continuaremos informando…
¡Gracias Viveiro!
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