Nirvana. Especial 25º aniversario de «In Utero»

Hoy se cumplen 25 años de la publicación de «In Utero». Sí amigos, ¡un cuarto de siglo! El tiempo corre de forma vertiginosa, nos hacemos mayores, y hay discos que siguen sonando frescos y rompedores a día de hoy, por lo que nos parece que hace cuatro días que se publicaron pero en realidad ya son clásicos de la historia del rock. Tampoco me voy a tirar el moco y hablar de «In Utero» como si hubiera disfrutado del disco en su época y hubiera estado mordiéndome las uñas esperando a que saliera a la luz el tercer disco de Nirvana porque no es verdad, es un disco que por razones obvias he descubierto y disfrutado unos cuantos años después. Cuando salió a la venta el 21 de septiembre de 1993 yo apenas tenía 10 años y no lo escuché en ese momento, gracias a Dios, porque de haberlo hecho seguramente me tendrían que haber ingresado en la unidad de psiquiatría infantil.

Tras el boom que supuso «Nevermind» dos años antes, Nirvana pretendían que esta nueva grabación sonara muy diferente a la pulida producción anterior, una especie de vuelta a los orígenes – que no es la primera vez que sucede cuando un grupo logra un gran éxito discográfico – para reubicarse y reencontrar su propia identidad en medio de toda la vorágine que implica ser un grupo mainstream. Tampoco me voy a extender demasiado en este artículo porque de Nirvana y de «In Utero» está ya todo dicho; simplemente voy a detallar algunos aspectos de su concepción que nos ayudarán a entender la relevancia del último álbum de estudio de Nirvana. Luego vendrían cientos de publicaciones de rarezas, demos, versiones en directo, etc. Quién les iba a decir a estos chavales oriundos de Aberdeen que se iban a convertir en la gallina de los huevos de oro…

A fin de lograr un sonido más natural y áspero, el grupo contrató al productor Steve Albini. Kurt Cobain barajó la posibilidad de trabajar de nuevo con Jack Endino – productor del debut de la banda, «Bleach» – de hecho, grabaron varias demos en octubre de 1992 con él en Seattle, pero finalmente se decantaron por Albini porque Cobain quería trabajar con él debido a que produjo dos de sus discos favoritos: el «Surfer Rosa» de Pixies y el «Pod» de The Breeders. Para grabar «In Utero», el trío se encerró con Albini y el técnico Bob Weston durante dos semanas, en febrero de 1993, en Pachyderm Studio (Minnesota). Krist Novoselic comparó las condiciones de aislamiento con un gulag ya que «afuera estaba todo nevado, no podíamos ir a ninguna parte. Sólo trabajar» (sic), pero gracias a eso no tuvieron distracciones – por lo visto, para una vez que apareció por allí Courtney Love la montó buena… – y todo el proceso de grabación fue muy rápido. Poco después de terminar la grabación, comenzaron a circular rumores en la prensa acerca de la posibilidad de que DGC Records no lanzara el álbum en su estado original, ya que consideraba que el resultado no era viable comercialmente. El caso es que, aunque fuera por motivos diferentes, la banda tampoco parecía estar completamente satisfecha con el sonido logrado por Albini por lo que contrataron a Scott Litt para hacer algunos retoques en el sonido del álbum y volver a mezclar algunos temas.

¿Y qué nos encontramos en «In Utero»? Pues un disco esquizofrénico donde el ruido y la furia se da la mano con la bisoñez y dulcura de algunos pasajes concretos. En este álbum huyen del sonido limpio, aunque no suele llegar a las cotas de suciedad de «Bleach», mostrándose mucho más crudo y oscuro que aquel. Tampoco goza, en general, de la inmediatez de «Nevermind» o, por qué no decirlo, de su calidad, pero tiene momentos pegadizos. «Serve The Servants» muestra perfectamente esa dualidad. «Scentless Apprentice» tiene un riff sencillo pero brillante donde destaca la batería del siempre genial Dave Grohl y el bajo de Novoselic, en claro contraste con las estridencias de la guitarra de Cobain y su voz desgarrada y pretendidamente desafinada reivindicando la vertiente más punk de la banda. Una auténtica locura; locura que también se desata en temas como «Milk It», «Radio Friendly Unit Shifter» o «Tourette’s». Los cortes más destacados, o que mejor han soportado el paso de los años, son el medio tiempo “Heart Shaped Box”, la melódica «Dumb» o la polémica «Rape Me», uno de esos temas que perfectamente hubiera encajado en el exitoso «Nevermind». Sin olvidar, por supuesto, «All Apologies», el tema que cierra el disco de forma brillante en su versión americana (la europea contiene «Gallons of Rubbing Alcohol Flow Through the Strip»). De tono oscuro y sombrío, la canción tiene ese aire Beatle que siempre estuvo en el subconsciente de Kurt Cobain.

«In Utero» no alcanzaría nunca el nivel de ventas que sí logró «Nevermind» (aunque se multiplicarían tras la muerte de Cobain), pero la banda quedó más satisfecha con él que con su predecesor. Se trataba del resultado de un proceso de catarsis y lucha contra los demonios interiores y la depresión, fruto en gran medida de la adicción a las drogas de su frontman. A pesar de que no era el disco esperado por muchos en el momento de su lanzamiento, entró en el número 1 del Billboard 200 y recibió los elogios de la crítica. Y si hoy estamos hablando aquí de él es que el tiempo lo ha puesto en su lugar.

Nirvana en 1993 (Krist Novoselic, Kurt Cobain & Dave Grohl)

 

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Fundador y director de Rock4Spain. Esposo y padre de dos. Funcionario del rock & roll. Tras aparcar sus proyectos musicales propios y con la experiencia que le dan varios años de colaboración como redactor en cylcultural.org decide lanzarse a esta empresa.

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