Al igual que a muchas otras bandas, la pandemia ha condicionado la actividad de Eon. Con un nuevo disco grabado y preparado para salir al mercado en 2020, este lanzamiento tuvo que ser retrasado debido a la imposibilidad de salir a presentarlo en directo, pero como la «crisis sanitaria» se alarga (y lo que te rondaré morena…) el quinteto madrileño por fin se ha decidido a sacar a la luz, de la mano de Rock Estatal Records, el que es su tercer disco de estudio: «Rubicón». Sin embargo, esta gran noticia se ha visto acompañada por el anuncio de su vocalista Diego Cardeña de abandonar amistosamente el combo debido a sus compromisos familiares y a la intención de dedicarse más en profundidad a su agencia de management y promoción musical Die Protokoll. Estamos pues ante una extraña circunstancia, ya que la banda anda a la búsqueda de un nuevo cantante para defender su flamante trabajo. De todas formas, pretendientes no les faltarán, y es que entrar a formar parte de una banda en un estado de forma como el que ostenta actualmente Eon es un caramelo demasiado apetecible para cualquier vocalista por cuyas venas y cuerdas vocales corra el mejor metal.
En «Rubicón» la banda sigue fiel a su esencia pero le da una nueva vuelta de tuerca a su sonido, apostando por la inclusión de elementos electrónicos – lo cual tampoco es una auténtica novedad ya que daban buena cuenta de ese tipo de detalles en su poco reivindicado debut «(In)visible» – junto a su contundencia habitual. Los madrileños han sabido ampliar su horizonte gracias a un renovado sonido de sus guitarras, con afinaciones más graves y un delicado equilibrio entre la crudeza de sus bases y lo cristalino de sus melodías. La personalidad de un bajo mastodóntico y agresivo, ayuda a cimentar la base rítmica junto a la elegante e inteligente batería a la que ya nos tenían acostumbrados Miguel Sánchez y David Viana respectivamente. La gran variedad de registros que maneja Diego Cardeña es uno de sus puntos fuertes, pero también marca una de sus debilidades, y es que si bien se desempeña con soltura y maestría tanto en las voces limpias y melódicas como ejecutando guturales («growls»), a mi modo de ver le sobran tanto los screams deathmetaleros como las voces engoladas que rozan registros operísticos que no vienen mucho a colación. «Nacimos En Fuego» es uno de los mayores exponentes de esto último que indico y de lo que ya dejaron pinceladas en «Médula». La tan manida referencia a Killswitch Engage es más que pertinente, sobre todo si nos atenemos a la época de Howard Jones al frente del micrófono, con el que Cardeña guarda un notable parecido vocal. La inicial «Paria» es uno de los mejores ejemplos.
En poco más de treinta y cinco minutos, Eon nos regalan un disco tan fresco como agresivo, donde cabe destacar la calidad de sus composiciones así como la contundencia de su sonido en el cual hay que dar el mérito que merece a la excelente producción de Carlos Santos así como a la masterización de Tony Lindgren en los míticos Fascination Street Studios de Örebro (Suecia). Un disco redondo donde todos los temas tienen el protagonismo que merecen, incluso el bello interludio instrumental «Caronte», tan necesario para destensar el ambiente en un disco que va tan directo a la yugular como este, pero por encima del resto yo me atrevería a destacar «Bala Que Grabé En Tu Nombre» con su inmensa base instrumental que refuerza la vertiente más dinámica y melódica del grupo, el hit inconmensurable que es «Arde», con el elegante uso de la electrónica (siempre en segundo plano) junto a la muralla de sonido y la voz de Diego Cardeña, y «Hiel», que tornándose más sombría que las anteriores destaca por su gran inicio guitarrero, donde Rubén Ortiz y Oriol Borrás lo bordan (al igual que en todo el álbum), además de por su pegadizo estribillo muy bien trabajado, al estilo de los ya citados Killswitch Engage.
En resumidas cuentas, Eon ya nos anunciaron hace más de un año que iban a cruzar su propio Rubicón con este su tercer álbum, pero seguro que no pensaban que iba a ser tan duro. No obstante, si nos ceñimos a lo estrictamente musical y nos abstraemos del resto, cuando lo pinchamos en nuestro reproductor nos damos cuenta de que lo han conseguido y han elevado su propuesta musical a otro nivel. Están echando la puerta abajo y si existe justicia deberían pasar en breve a ser uno de los grupos de referencia del metal español.
Lo mejor: «Rubicón» suena como un cañón. Es el resultado del trabajo de un grupo con las ideas claras y acostumbrado, muy a su pesar, a luchar contra la adversidad, lo cual también se refleja en un poderoso álbum de metalcore de alto octanaje.
Lo peor: Cuando tienes que seguir recurriendo al libreto para entender la mayor parte de las letras no puede sino considerarse un «debe» en su balance.
1- Paria
2- Mi Verdad
3- Nacimos En Fuego
4- Bala Que Grabé En Tu Nombre
5- Caronte
6- Arde
7- Hiel
8- Calles Que Respiran Llamas
9- Misandria
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