Rock n’ roll en vena, eso es lo que nos chutamos la noche del pasado sábado 10 de noviembre gracias a Inconscientes y Vuelo 505, dos bandas del norte que llegaban a la capital a presentar sus nuevos trabajos discográficos y demostrar que, digan lo que digan, el rock está muy vivo.
Con rigurosa puntualidad, arrancaron la velada Vuelo 505 a las 20:15. Los logroñeses han publicado hace unos meses su segundo disco de estudio, «No Hay Historias De Fracaso», y en esta noche comenzaban su gira de presentación. El chirimiri caía fuera y dentro del barco que es la sala Copérnico el cuarteto riojano iba desgranando los temas de su nuevo álbum ante un público todavía escaso que se mostraba frío y distante. No estamos acostumbrados en España a que los conciertos empiecen en ese horario y quizá por ello todavía había poca gente en la sala. Los que llegaron más tarde, pues ellos se lo perdieron… Con pocas concesiones a su primer disco (apenas «Tierra Quemada», «Dime Dónde Vas» y «El Camino De Vuelta»), Vuelo 505 dieron rienda suelta a su rock n’ roll suave y elegante, heredero de los Rolling Stones y de Tequila, que en este nuevo trabajo alcanza su máxima expresión. Interpretaron temas tan efectivos como «Desaprender Lo Aprendido», «La Ley Del Escaparate» o «Una Casa En Ruinas», la cual dedicaron a Pau Donés que colabora en la versión de estudio. Poco a poco iba accediendo más público pero para cuando se empezaba a caldear el ambiente tenían que acabar su actuación, lo cual hicieron con dos temas tan redondos como «La Farmacia De Chelsea» y, ¡cómo no!, «Me Asustan Las Despedidas». Punto y final a una actuación técnicamente impoluta pero en la que se echó en falta más conexión entre la banda y un público que puso poco de su parte.
21:15, era el momento de que los grandes protagonistas de la noche hicieran su aparición en el escenario. Viendo la reacción del público, había ganas de escuchar a los Incoscientes en Madrid. El quinteto bilbaíno se presentó con «Uoho» a la cabeza y con cigarrito en la boca (ahí, dando ejemplo…) mientras tocaban una intro instrumental basada en el riff de «No Somos Viento» que tuvieron que alargar un poco más de la cuenta, o eso me pareció a mí, mientras se solventaban los problemas con el teclado de Aiert Erkoreka que, dicho sea de paso, podían haber colocado un poco más centrado o bien haberle iluminado un poco más porque el pobre estaba ahí en penumbra… Una vez solucionado, siguieron como no podía ser de otra forma con el tema que da título a su nuevo y espectacular disco «No Somos Viento», el cual dejaron un poco de lado en la primera parte del show en la que interpretaron temas antiguos como «Arden Las Sábanas», «Tendrá Que Ser» o «Como Has Perdido Tú». Jon Calvo, el cantante de la banda, no paraba de moverse por el escenario e interactuar gestualmente con el público que respondía entregado a su buen hacer y, sobre todo, al de Iñaki «Uoho» Antón, una de las grandes figuras del rock nacional (Platero y Tú, Extremoduro) y principal reclamo de la banda. Sobrepasando el primer tercio de su actuación sí que dieron más protagonismo a su nuevo disco con temazos tan efectivos como «El Avispero», «Todas Las Calles Tienen Tu Nombre» y «En El Pulmón». Tras esto, llegó el momento de las versiones de los míticos temas de Platero y Tú. Así, del tirón, se cascaron «Voy A Acabar Borracho», «Alucinante» y claro, con el variopinto respetable calentito, «El Roce De Tu Cuerpo» para provocar la más absoluta locura. Entiendo que los músicos disfruten del ambiente que se crea en esos momentos, y que lo hagan hasta llegar al éxtasis los fans más nostálgicos, pero no deja de resultar extraño el tocar tantas versiones cuando tienes un repertorio de Inconscientes ya amplio, y que además estás presentando un disco nuevo. No sé… Después de este paréntesis regresaron al repertorio añejo de Inconscientes con «Otra Realidad» (una canción original que se acerca más al heavy metal que a su característico rock n’ roll) y el celebrado «Dentro De Una Botella» con el que abandonaron el escenario. Los bises los ocuparon «Cacareo» (con la que muestran su lado más blues) y «El Último Hombre Libre», paso previo al apoteosis final que llegó con otra de Platero como «Hay Poco Rockanroll» con la cual tanto «Uoho» como Calvo mostraron su versión más guitar hero para darse un baño de masas con un público que salió de la sala más que satisfecho. Quizá tienen razón con que hay poco rock n’ roll, pero el que hacen ellos es muy bueno.
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