Hacía tiempo que no veía a Los Tiki Phantoms en directo, dos años y pico, y eso ya es demasiado tiempo. Mi médico me ha prescrito verlos al menos una vez al año. Bueno, miento, ella dudo que los conozca, pero si fuera yo el que pasara consulta se lo recetaría a todo el mundo, así, sin auscultar ni nada. Un concierto de Los Tiki Phantoms siempre es un chute de adrenalina y buen rollo, sube el autoestima y genera la cantidad de endorfinas necesarias para sobrellevar lo anodino de nuestras vidas cotidianas. ¿Acaso alguien puede rebatírmelo? Pues eso, allá que me fui el pasado sábado a disfrutar de una velada en la que iban a estar acompañados de Tiburona y Crazy Stacey & The Customs, dos bandas locales de reciente formación cuyos componentes están curtidos en mil batallas. El disfrute estaba asegurado…
Más que con puntualidad, con cinco minutos de adelanto a la hora de inicio prevista, hicieron su aparición sobre las tablas de la sala El Sol, Crazy Stacey & The Customs. Tenían algo menos de media hora de actuación, así que salieron dispuestos a exprimirla con pocas palabras y mucho rock & roll acelerado para hacernos bailar y calentar de cara a lo que se nos avecinaba. Apareció el cuarteto con Álvaro Escribano al frente, con sus pintas de hortera de bolera, como suele decir, y con los compañeros que lo escoltan que tampoco se quedan atrás. La elegancia ya la demuestran en cada guitarrazo, en cada soplo de saxo y en cada redoble de batería. Diego Serrano se ganó el odio de los bajistas con su intrusismo laboral dándole cera al bajo sexto, toda una novedad tanto sonora como visual para la mayoría de los presentes. Como no podía ser de otra forma, se cascaron todo el «First Class Hypochondriac» además de obsequiarnos con su particular reinterpretación del «21st Digital Boy» de Bad Religion. Toda una descarga de energía y electricidad para caldear el ambiente.
Alrededor de las 22:00, y con la sala ya bastante más llena, Tiburona saltaron dispuestas a hacernos mover el esqueleto con las canciones de su EP debut homónimo que acaban de presentar en las plataformas digitales aunque aún no tienen las copias físicas que esperaban tener disponibles para vender el día del concierto, algo con lo que bromearon al respecto. Habrá que esperar…
El trío femenino, perfectamente uniformado (escoltado por Guille al saxo y Tito a la guitarra en un discreto segundo plano, situados en los extremos) se comió el escenario a lo largo de los tres cuartos de hora de actuación en los que superando los problemas técnicos iniciales nos mostraron sus credenciales a base de música surf y rock garajero.
“Hijas De Las Grutas” abrió la contienda que llegó a su punto final con “We Look Amazing (But We Sopund Like Shit)”, una versión de Los Chicos en la que contaron con su guitarrista, Gerardo Urchaga de Folc Records, y en la que las chicas la adaptaron a su estilo y maneras. Entre medias, aproximadamente una decena de temas en los que se alternaban los instrumentales con los que tenían letra que en algunas ocasiones eran interpretadas por Laura (guitarra), otras por Rita (bajo) y otras por Carmen (batería), la cual en el tramo final pudo abandonar su puesto para liderar la banda cantando y bailando mientras que su amigo Senén se hacía cargo de las baquetas. Está claro que Tiburona es un grupo coral y que cuentan con muchos amigos. Se recomienda no perderlas de vista.
Y llegaba el turno de los principales protagonistas de la noche. Recién llegados desde El Gran Volcán, Los Tiki Phantoms hacían acto de presencia en la capital del reino para presentar su nuevo trabajo: «Disco Guateque». Arrancaron con grandes clásicos de su repertorio como «Vulcan», «Bala De Plata», «Patada Trueno» o el magistral «Locos Sobre Ruedas» cuyo videoclip nos recomendaron revisionar en YouTube, pero en la presentación realizada por su guitarrista y vocero «El Caníbal» ya nos avisaron que iban a tocar canciones viejas y canciones nuevas que han copiado de otra gente ¡sin cortarse un pelo! Son muy grandes… El show de Los Tiki Phantoms nunca defrauda, por mucho que lo hayamos visto mil veces. Todos sabemos lo que va a ocurrir, pero no por más esperado es menos reconfortante ¡viva la previsibilidad! El batería abandona el escenario, en este caso no era El Bravo sino ¡Magnético!, y el público implora un sacrificio para que regrese y continúe la fiesta. Salen las colchonetas a escena y comienza el crowdsurfing por parte de unas incautas que nos hacen temer por su seguridad, pero no pasa nada, todo OK, incluso El Caníbal se lanzo a cabalgar las olas humanas con su guitarra. Tampoco faltó la tikiconga, y todo ello transcurría mientras sonaban temarracos como las versiones que se han cascado de «Ni Tú Ni Nade», «Wake Me Up Before You Go-Go» o «Como Una Ola» con gran parte del público cantando sus correspondientes letras sobre las melodías que dibujaban las guitarras.
Acechaba la media noche y llegaba el momento de despedirse con todo el dolor de nuestro corazón. Su clásica versión de A-ha rebautizada como «Tiki On Me» y la novísima y efervescente cover de «La Chica Ye Ye» enlazaron con «Guatiki», de su álbum debut «Regresan De La Tumba» (2006), para echar el cierre al reconstituyente show que nos recargó las pilas para una buena temporada. ¡Hasta más ver!
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