Walking Papers (Club Changó, 22 de septiembre, Madrid)

Bandas como Walking Papers hacen que un simple concierto se convierta en algo mágico. Un supergrupo que sin embargo es underground. Muchas son las paradojas en las que podríamos detenernos para analizar lo vivido en la sala Changó la calurosa noche del sábado pasado, pero trataremos de centraremos estrictamente en lo que allí aconteció y de cómo cerca de un par de centenares de asistentes disfrutamos de un show fascinante por parte de esta banda de culto que deja boquiabierto a todo aquel que presencia su electrizante directo.

El quinteto saltó al escenario pasadas las 21:00, y con un público expectante que mantenía un silencio sepulcral, Walking Papers se arrancaron con «This Is How It Ends». Un silencio tan solo roto por el sonido que desde las sombras emanaba de las cadenas que el saxofonista Gregor Lothian dejaba caer sobre la caja de un amplificador; un tenebroso acompañamiento al teclado de Benjamin Anderson que suponía la única base instrumental sobre la que Jeff Angell cantaba las primeras estrofas de un tema que costaba reconocer en este formato. Después se iban sumando los demás instrumentos pero de forma muy sutil para darle ese sorprendente color con el que comenzaron su actuación. Con un Angell en plan crooner, continuaron con «How It Feels», una versión de The Missionary Position, la banda de la que formaban parte el propio Angell y Anderson antes de embarcarse en este proyecto que completan Duff McKagan al bajo y Barrett Martin a la batería. El bajista de Guns N’ Roses y el ex-baterista de Mad Season y Screaming Trees, entre otros, están inmersos en otros proyectos y no están participando en esta gira, pero Jeff Angell se lo ha montado bien y ha conformado un lineup de lo más solvente que además le permite desinhibirse por completo sobre el escenario al dedicarse única y exclusivamente a cantar. La labor de guitarrista recae en este caso sobre el joven Nate Daley, que desde luego la está aprovechando a la perfección para lucirse con su Gibson, como pudimos comprobar, sobre todo, a partir de la tercera canción en la que aumentaron los decibelios y la electricidad con la potente y sensual «Death On The Lips». El supergrupo de Seattle recupera el sonido del hard rock y el blues oscuro de los 90′ adaptándolo a los tiempos modernos, como si de un cruce entre The DoorsThe CultQueens Of The Stone Age y Rival Sons se tratara. Y este estilo que manejan de forma tan sublime se plasma a la perfección en una «Hard To Look Away» con la que elevaron la temperatura del personal, para especial deleite de un superfan que se sabía cada verso de sus canciones y que más adelante tuvo su minuto de gloria cuando Angell descendió a la platea y pudo abrazarlo para gritar un estribillo. 

«I’ll Stick Around» supuso su primera parada en su aclamado álbum debut homónimo. Con ella y su psicodelia bajaron levemente las revoluciones antes de regresar a «WP2»  con esa pegadiza «King Hooker» impregnada de rock sureño en la que Daley y su slide reclaman su cuota de protagonismo. La fiesta continúa con «Into The Truth», mientras que la versión más elegante de la banda regresa con «A Place Like This». Aquí destaca el juego que da el batería Will Andrews y Dan Spalding al contrabajo, el cuál alternó con el bajo eléctrico a lo largo de toda la velada, según pedía la ocasión. Ellos llevan todo el peso de la canción para que Angell, de nuevo en su versión más crooner, se luzca con su gran voz y Lothian ponga la guinda al pastel con el saxo final. Regodeándose en su talento y continuando con su tono de blues atmosférico y humeante, el teclado de Ben Anderson toma el protagonismo en «The Butcher», un tema breve en el que la banda juega con los silencios de una forma estremecedora, algo que se ve favorecido por el respetuoso mutismo de la sala en esta sonata, y que solo se rompe al final cuando los vítores y aplausos recompensan el trabajo bien hecho de los norteamericanos que agradecen recíprocamente el apoyo. «Every Man For Himself» es la segunda y última versión de The Missionary Position, un corte de blues con toques psicodélicos que recuerda mucho a The Doors y en el que contaron con la colaboración de todo el público a las palmas, y con la parte del mismo que la conocía a los coros. ¡Qué toque le dan los teclados y el saxo!. Pura clase. El final de la actuación ya se acercaba e interpretaron de corrido los temas más representativos de su primer álbum, empezando por «Capital T». Para los que no los conozcan, y echen de menos a Audioslave, en esta canción tienen un temazo que repetir en bucle. Jeff Angell jugaba con su micrófono amenazando la integridad de los asistentes y la de sus compañeros de banda, manejando a su antojo un espacio que se ve a leguas que domina y en el que demostró que sin su guitarra a cuestas se mueve como pez en el agua; cantando y bailando como tan solo los elegidos pueden hacer y encandilando a un público no por escaso menos entregado. Los «clásicos» continuaban impactando sin piedad en nuestros oídos; la intensa y sugerente «Two Tickets And A Room» enlazaba con la profunda sutileza de «Already Dead» para a renglón seguido volver a hacernos menear el pescuezo con «The Whole World’s Watching» y «Your Secret’s Safe With Me», dos cortes que serían hits atemporales e intergeneracionales en cualquier civilización donde el buen gusto estuviera por encima de la zafiedad, que no parece nuestro caso… Y después de descargar adrenalina, el quinteto vuelve a bajar las pulsaciones con «Leave Me In The Dark», un tema más suave pero no por ello menos intenso. «Si el amor es ciego, nena, puedes dejarme en la oscuridad, ¿Quién sabe lo que podríamos encontrar si supiéramos por dónde empezar?» Con esta lección de filosofía estaba previsto el final de una actuación sin bises, pero como había tiempo para una más, nos regalaron «Red And White», uno de mis temas favoritos de su nuevo álbum. Una balada que cuadra el círculo de una actuación donde la intensidad y la delicadeza fueron en todo momento de la mano. Una lección de clase y exquisitez para los profanos del rock hecho desde las entrañas.

Si quieres ver más y más fotos del concierto, aquí tienes nuestra amplia galería fotográfica

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Fundador y director de Rock4Spain. Esposo y padre de dos. Funcionario del rock & roll. Tras aparcar sus proyectos musicales propios y con la experiencia que le dan varios años de colaboración como redactor en cylcultural.org decide lanzarse a esta empresa.

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