Soen + Ghost Iris + Wheel (29 de marzo, Sala Caracol, Madrid)

La magia se hizo presente en Madrid la noche del viernes 29 en la sala Caracol. Esperábamos con ganas desde hace tiempo el día en el que la gira de presentación del nuevo álbum de Soen, «Lotus», pasara por nuestra ciudad y no desaprovechamos la oportunidad de disfrutar de un cartel de este calibre en el que los suecos estuvieron acompañados por otras dos bandas nórdicas como Ghost Iris y Wheel.

Lo primero que me llamó la atención al acceder a la sala poco antes de las 20:00, hora fijada para el inicio de la actuación de Wheel, es el gran ambiente que presentaba la sala con una buena afluencia de público que no quería perderse ni un detalle de la actuación de los teloneros. No creo que haya tenido nada que ver, pero me gustaría pensar que la crítica del magnífico disco debut de los finlandeses, «Moving Backwards», que publicamos hace un par de semanas ha influido a la hora de que los fans de Soen acudieran pronto a la sala para presenciar el show de Wheel. El combo liderado por el vocalista y guitarrista inglés James Lascalles desplegó en la media hora de set de la que disfrutaron su arsenal sonoro heredero de bandas como Tool y Karnivool. En una línea similar a la de los protagonistas de la noche, aunque con un sonido algo más metalizado, los cuatro temas que interpretaron caldearon el ambiente y de qué manera. Intercalaron dos de sus temas más directos (de cuatro minutos) como el inaugural «Vultures» con los dos más extensos de su álbum (de diez minutos) como el elegido para cerrar el show, titulado también «Wheel», y que ejemplifica perfectamente la filosofía de la banda, caracterizada por los potentes riffs y los enrevesados desarrollos, eso sí, con una gran carga melódica. Con o sin capucha, transmiten más por su música que por la complicidad con el público. Puestos a elegir, yo siempre lo he preferido así. Un buen show que esperamos poder presenciar en una versión más extendida próximamente.

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El cambio fue notable con los segundos teloneros de la noche, los daneses Ghost Iris. Era el grupo diferente del cartel y, sinceramente, creo que no encajaban para nada. El cuarteto lo dio todo sobre el escenario: el batería haciendo molinillos, los guitarristas saltando constantemente y el vocalista sin parar quieto ni un solo momento, algo que, por cierto, unido al humo de churrería y al tipo de iluminación empleada en la sala, dificultaba mucho la labor de los fotógrafos. Pero esa actitud, pese a que es de agradecer, no sirvió para enganchar a un público que venía a escuchar otra cosa. Una fusión de metalcore con death metal y algo de djent que no me convenció. Se echaba de menos más voces limpias y melódicas, pero las poquísimas veces que Jesper las ejecutaba nos hacía desear que volviera a los guturales. Tocaron siete temas en otra media hora de show que, en esta ocasión, a muchos se nos hizo larga…

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Pasadas las 21:30, y con el escenario libre de monitores (la tendencia del momento), fueron haciendo su aparición en el escenario los miembros de Soen. La música de los suecos teje una tela de araña que te atrapa irremediablemente. Son sinónimo de clase y elegancia, tanto en sus grabaciones de estudio como en la ejecución de las mismas en directo. De esto último tenía conocimiento por otras crónicas pero la noche del viernes lo pude comprobar de primera mano y doy fe de que la magia que se crea en la sala (en la que, a esas alturas, no cabía ni un alfiler) es irrebatible.

Arrancaron su actuación por todo lo alto con su último single, un “Covenant” con el que todos caímos rendidos a sus pies desde el inicio. La comunión entre público y banda no se haría de rogar, y gran parte de los asistentes cantó las letras de las canciones ante la mirada sonriente de un Joel Ekelöf excelso en su tarea vocal. “Opal”, de su anterior disco, sería la siguiente en caer, para después regresar a «Lotus» con la garra y la potencia de «Rival», con Martín López (el músico más aclamado de la banda por parte del público) alternando caja y cowbell para dar colorido a ese puente que precede al majestuoso estribillo. «Tabula Rasa» supuso la primera y última incursión en «Tellurian», y es que fueron sus dos últimos discos de estudio, «Lykaia» y «Lotus», los que coparon un setlist repleto de grandes temas que, como pudimos comprobar por su aceptación, ya se pueden catalogar de clásicos. Uno de los momentos más mágicos de la noche fue cuando tras presentar Ekelöf a la banda llegó el momento de interpretar «Lucidity» ¡Cuánta belleza! Ese tema inclasificable con elementos de prog, folk, jazz y coros cercanos al gregoriano que tiene una capacidad de emocionar sin igual, donde el silencio (casi) sepulcral de los asistentes en las partes más minimalistas colaboró para enfatizar ese aura mística que ya de por sí tiene el tema. 

El vocalista, junto al guitarrista principal Cody Ford, con sus seductoras melodías, llevaban la batuta del show, pero este combo si por algo se caracteriza es por no hacer un alarde innecesario de virtuosismo y exhibición, poniendo todo su talento, que es mucho, al servicio de unas canciones extraordinarias. Martín López con sus ritmos sincopados, Lars Åhlund alternando unos sutiles teclados con guitarrazos desgarradores (incluso tocando los bongos en algunos momentos) y el bajo de Stefan Stenberg marcando cada compás con gran elegancia completan el engranaje de una máquina que funciona a la perfección sobre las tablas. Con «Slithering» hicieron su primera parada en su disco debut, «Cognitive», para despedirse por todo lo alto. Eligieron uno de sus temas más tooleros y experimentales, pero todos sabíamos que esto no podía quedar así. Tras un par de minutos en los camerinos escuchando como todos los asistentes implorábamos su regreso, volvieron a subirse a las tablas para dejarnos con la boca abierta con unos bises de gran nivel. Dieron continuidad a su debut con «Savia» para después dar paso a un temazo como “Sectarian” que ya estaba tardando en aparecer. Sin embargo, cuando muchos esperaban que el siguiente tema en sonar, con lo que habían de despedirse, fuera a ser uno cañero, demostraron porqué Soen no es un grupo como los demás. Nos «sorprendieron» con el tema que da título a su nuevo álbum, un corte pausado y elegante que define a la perfección la esencia del combo sueco, de ahí las comillas anteriores. Su música es magia y su hechizo aún perdura en mi mente.

¡Volved pronto! 

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No olvides visitar nuestra galería fotográfica. Se nos ha ido un poco la mano con la cantidad de fotos pero seguro que muchos de vosotros apreciáis el trabajo 😉

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Fundador y director de Rock4Spain. Esposo y padre de dos. Funcionario del rock & roll. Tras aparcar sus proyectos musicales propios y con la experiencia que le dan varios años de colaboración como redactor en cylcultural.org decide lanzarse a esta empresa.

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