El pasado 10 de junio será un día que pasará a la historia para los fans españoles de Underoath. Muchos habían perdido ya la esperanza de que alguna vez vinieran a nuestro país a actuar en una sala (algunos habían disfrutado de un aperitivo en la pasada edición del Download Festival Madrid) pero los que mantuvieron la fe se han visto recompensados y ya pueden tachar a los de Tampa (Florida) de su lista de bandas por ver en vivo. Y entre estos últimos, me incluyo.
Con puntualidad exquisita, a las 20:30 aparecían sobre las tablas los madrileños Against The Waves para caldear el ambiente. Jugaban en casa y se notaba por la parte de público que no solo estaba allí por Underoath y que los animaba y coreaba sus temas con amagos de pogo incluidos. Llama la atención su puesta en escena, muy profesional, y sumado a la gran ejecución técnica y a sus letras en inglés, perfectamente nos los podrían colar como una banda americana; y ésto no es una crítica… En los casi tres cuartos de hora que estuvieron en el escenario repartieron cera de lo lindo con su metalcore – a veces melódico, a veces treméndamente agresivo – edulcorado con los arreglos electrónicos que aporta Dani Dejota desde su mesa de sintes customizada con el logo de la banda, de la cual no paraba de entrar y salir para hacerse cargo también del micrófono y cantar frente al público las voces melódicas. En este aspecto hay que destacar que el volumen estaba demasiado bajo y en muchos momentos apenas se le escuchaba. Mike Mateos se encarga principalmente de los guturales, y su continuo movimiento por el escenario, tan pronto saltando, tan pronto arrastrándose por el suelo, era una muestra más de que no querían ser una mera comparsa. Presentaron los cuatro temas que componen su flamante EP “Fight Or Flee”, con «As Above So Below» a la cabeza, y obviamente también tuvieron hueco para clásicos de su repertorio como su himno con toques techno «Northern Light» o una explosiva «Commited To Fiction» con la que cerraron una actuación realmente vibrante.
Eran las 21:45 y la sala volvía a tornarse oscura para que los miembros de Underoath fueran apareciendo entre tinieblas a ocupar sus correspondientes puestos en el escenario, que por otra parte, estaban dispuestos de una forma un tanto peculiar. Los fans allí congregados apenas supondrían un tercio – siendo generosos – de la capacidad de la sala But pero tampoco está tan mal si tenemos en cuenta que era lunes. Un viernes o un sábado otro gallo hubiera cantado, pero tampoco creo que se hubiera llenado porque, por desgracia, underØATH no tienen en España el tirón que tienen en otros países y que sin duda merecen. Debates aparte, el espectáculo musical estuvo a la altura y como banda de culto que son, hicieron partícipes a sus seguidores de una noche mágica que llevaban demasiado tiempo esperando. Los golpes de batería de Aaron Gillespie marcaban el inicio de «On My Teeth» que arrancó a modo de batucada con el guitarrista Tim McTague pegándole a unos timbales que tenía en la parte lateral del escenario, mientras Chris Duddley se hacía cargo de los teclados y comenzaba su particular función repleta de movimientos espasmódicos. Tras esta introducción empiezan a sonar las cuerdas y Spencer Chamberlain agarra el micro para situarse sobre nuestras cabezas brincando y gritando sin parar, lo cual hizo que ya desde el primer momento nos cayera su sudor encima. ¡Qué honor! ¡Qué asco! Depende de a quien le preguntes… La nueva moda de tocar sin monitores hizo que el sonido fuera muy deficiente para los que estábamos situados en primera fila; ahí prácticamente solo se escuchaba la batería ya que el sonido de línea nos pasaba por encima. Lo sufrimos la primera parte del show hasta que después tomamos distancia para gozar de su música como merece. «Rapture» fue la segunda en caer, también de su último disco de estudio, «Erase Me», el cual venían a presentar y que copó la mitad del set list. Pero claro, es cuando sonaban los clásicos cuando se desataba la locura más absoluta. El primero de ellos fue el espectacular «It’s Dangerous Business Walking Out Your Front Door» seguido de «Young And Aspiring», ambos pertenecientes a «They’re Only Chasing Safety», aquel álbum con el que saltaron a la fama en 2004 y al cual dieron también mucho protagonismo a lo largo de la noche. Spencer, quizá decepcionado por una afluencia de público más baja de la esperada, comentó que si queríamos que volvieran a España teníamos que asegurarles que llevaríamos a un amigo por cada uno de los que allí estábamos la próxima vez, vamos, que corriéramos la voz… Por nosotros no quedará.
Demostrando que están muy orgullosos de su último álbum, cayeron temas como “Ihateit”, “Hold Your Breathe”, la oscurísima y electrónica «No Frame» o «Sink With You” ya en la parte final. Tuvieron tiempo, eso sí, para más hits implacables como «A Boy Brushed Red Living in Black and White» o una «Too Bright to See, Too Loud to Hear» que supuso uno de los momentos más mágicos y sorprendentes de la noche con la emoción a flor de piel, como no podría ser de otra forma, entre el respetable. El set list fue bastante equilibrado, pero ya se sabe que nunca llueve a gusto de todos. No me llamó especialmente la atención que no tocarán nada de su «Ø (Disambiguation)», el ser el único álbum de la banda sin Aaron Gillespie supongo que pesa mucho en esa decisión, pero tiene grandes canciones que a muchos nos hubiera gustado escuchar. Lo que sí me sorprendió más es que tan solo nos regalaran un par de temas del magnífico «Define The Great Line» que los consolidó, pero disponiendo de tan solo hora y cuarto, y descontando encima las charletas del bueno de Chamberlain, el tiempo de actuación da de sí lo que da. Se puede decir que la cosa nos supo a poco pero nos daremos por satisfechos con el apoteósico final que vivimos con las ansiadas «Reinventing Your Exist» y “Writing On The Walls”. Fue un concierto breve pero intenso e hizo del lunes un día menos aciago. Mira que si fueran todos así…
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