El próximo domingo, 3 de febrero, se cumplen 60 años del fatídico accidente de aviación que le costó la vida a tres de los pioneros del rock & roll, tres estrellas incipientes de un movimiento que se ha demostrado imparable a lo largo de las décadas a pesar de los múltiples mártires que ha ido dejando por el camino. Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper («J. P.» Richardson), junto al piloto Roger Peterson, fallecieron durante la gira invernal que estaban llevando a cabo por Estados Unidos. Vamos a recordar brevemente qué sucedió en aquella fecha y qué repercusión tuvo en el mundo de la música que en aquella época estaba sufriendo una brutal transformación.
En noviembre de 1958, Buddy Holly había roto con su banda, The Crickets, y dado que su necesidad de dinero era apremiante – su esposa, además, estaba embarazada – organizó junto a otras jóvenes figuras una ajetreada gira de conciertos que había de llevarlos por 24 ciudades del medio oeste americano en tan solo tres semanas. La gira se llamaba «Winter Dance Party», y Holly consiguió formar una banda de apoyo en la que estaban Waylon Jennings (bajo), Tommy Allsup (guitarra) y Carl Bunch (batería). Él, con tan solo 22 años, era el cabeza de cartel, pero el tour se completaba con otras figuras como Dion and the Belmonts, Frankie Sardo, Ritchie Valens y Jiles Perry «J. P.» Richardson Jr., alias The Big Bopper.
La gira comenzó en Milwaukee (Wisconsin) el 23 de enero de 1959. La planificación de la gira había sido desastrosa y la ruta seguía una especie de zig-zag obligando a los músicos a recorrer un sinfín de kilómetros inútiles en autobús. Para colmo, el sistema de calefacción se estropeó poco después de arrancar la gira, lo que provocó que algún músico fuera hospitalizado y hubiera que improvisar cambios de lineup para las actuaciones. El tour se prometía extenuante, pero aún así metieron con calzador una repentina actuación en el Surf Ballroom de Clear Lake (Iowa) la noche del 2 de febrero. El pueblo no había sido considerado como una parada de la gira, pero los promotores, esperando un lleno total, llamaron al representante del Surf Ballroom y le ofrecieron el show. Él aceptó y prepararon el escenario para esa noche. Cuando Holly llegó al lugar del concierto, estaba ya muy cansado y frustrado con el autobús de la gira por lo que decidió alquilar un avión para llevarlo a su próximo destino, el Hector Airport de Fargo (Dakota del Norte), que era el aeropuerto más cercano a Moorhead (Minnesota), donde la gira tenía su siguiente parada, pretendiendo así ganar un día extra de descanso. Aquella decisión sería fatídica.
Si Buddy Holly era la estrella del momento, Ritchie Valens era el telonero de lujo. Con tan solo 17 años, y una carrera artística que apenas contaba con unos meses, Valens había alcanzado gran notoriedad por su particular versión de «La Bamba», un clásico popular que hacía referencia a su ascendencia mexicana y que él llevaba al terreno de un rock & roll que estaba dando sus primeros pasos. También contaba con otros éxitos inmortales como «Donna» o «We Belong Together» que le auguraban un gran futuro en el mundo de la música.
El representante del Surf Ballroom, Carroll Anderson, llamó a Hubert Jerry Dwyer, dueño de Dwyer Flying Service, para alquilar un avión para volar a Fargo. El servicio de vuelo cobró 36 dólares por pasajero en el avión Beechcraft 35 Bonanza de 1947 que tenía capacidad para tres pasajeros más el piloto, un joven e inexperto aviador de 21 años llamado Roger Paterson. En un principio, Buddy Holly iba a ser acompañado por los dos miembros de su banda, Tommy Allsup y Waylon Jennings, sin embargo, Ritchie Valens nunca había volado en avioneta y le pidió a Allsup que le cediera su sitio. Valens, ganó su plaza en un duelo a cara o cruz.
Jiles Perry Richardson Jr., más conocido como The Big Bopper, también había comenzado su carrera musical unos meses antes del fatal accidente. Primeramente trabajó como DJ en una emisora de radio y después de varios años tuvo la inquietud de comenzar a escribir sus propias canciones. Acababa de grabar su primer material discográfico y por ello se enroló en la «Winter Dance Party», para dar a conocer su música por todo el medio oeste norteamericano. «The Big Bopper», de 28 años, arrastraba síntomas de gripe y solicitó ocupar el asiento de Jennings. Cuando Buddy Holly se enteró de que este último se quedaba en tierra, le vaciló con la frase: «¡Espero que tu viejo autobús se congele!»; a lo que Jennings contestó en tono de broma: «¡Y yo espero que tu viejo avión se estrelle!»; una réplica de mal augurio que, tal y como confesó tiempo más tarde, le atormentaría el resto de su vida.
Finalizado el concierto, la avioneta despegó de Clear Lake en torno a la una de la madrugada. Poco tiempo después, cuando se esperaba que Peterson se comunicara con la torre de control por radio, el operador de radio hizo diversos intentos por orden de Dwyer pero no tuvo éxito. El dueño de la compañía, quien no había sabido de Peterson desde el despegue, voló en otro avión esa misma mañana siguiendo la ruta planeada por el joven piloto y alrededor de las 9:35 a.m. avistó el lugar del accidente a menos de 10 kilómetros del aeropuerto, un campo de maíz perteneciente a Albert Juhl. Los tres músicos murieron al instante y salieron despedidos por los aires, mientras que en la cabina se halló el cadáver del piloto, cuya escasa pericia volando con mal tiempo se apuntó como causa del siniestro. Aquí termina la versión oficial aunque hay diversas teorías que, seguramente, obedecen más al morbo que a conjeturas realistas. Lo único realmente cierto, es que aquel 3 de febrero de 1959, se apagaron las voces de tres pioneros del rock que apenas tuvieron tiempo de disfrutar de su éxito y que, sin saberlo, se convirtieron en leyendas.
Aquel día se conoce popularmente como «El día que murió la música» por la canción de Don McLean, «American Pie» (1971), en la que el cantante folk simboliza la pérdida de la inocencia en la cultura del rock & roll. Siendo ésta la canción más conocida sobre el tema, no fue ni la primera ni la única. Eddie Cochran publicó «Three Stars» apenas unos meses después del trágico accidente para recordar a sus compañeros muertos. Él falleció en abril de 1960 en un accidente de tráfico en Chippenham en el que sobrevivieron su novia, la cantante y letrista Sharon Sheeley, y su amigo íntimo, el también cantante Gene Vincent. El rock & roll empezaba a generar, a golpe de tragedia, sus primeros mitos. Y cómo no, el propio Waylon Jennings mencionó el accidente en la magnífica «A Long Time Ago» (1978) con la frase: «No me preguntes a quien le di mi asiento en ese avión, creo que ya lo saben, sucedió hace mucho tiempo».
Sirva este pequeño artículo especial como nuestro humilde homenaje a estas tres leyendas para que perviva su legado. ¡Larga vida a Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Booper!
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